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TDT

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Resulta que no todo el mundo canta al son del periódico y ello le causa a él y a nuestra izquierda un desasosiego insoportable. El periódico de la izquierda global en español disimula lo que puede. Pero de cuando en cuando se desahoga, y si bien no puede cambiar la realidad a su gusto, aunque lo haría de buen grado, por lo menos deja bien claro lo que piensa de ella.

Lean el artículo TDT, Trinchera Digital Terrestre, de Antoni Gutiérrez-Rubí. Es un ejemplo perfecto del pensamiento de izquierdas. Identifica las ideas con los sentimientos, y por tanto para él quienes no forman parte de la grey socialdemócrata son, básicamente, malas personas cuya principal característica, en política, es el odio. Si un periodista da su opinión y es contraria al Gobierno socialista, lo que está mostrando no son ideas, sino "el odio irracional hacia el adversario". Y frente a un sentimiento total como ese, ¿cabe ejercer el pensamiento?

Gutiérrez-Rubí no lo necesita, claro está. Le vale con ejercer ese recurso que concentra el 80 por ciento de la dialéctica de izquierdas de las últimas décadas, colgar el prefijo "ultra" a todo lo que se menee fuera de la izquierda. Eso, y una buena dosis del sentimiento que él achaca a la derecha.

El artículo recoge otras prácticas habituales en la izquierda. Por un lado muestra, con toda claridad, que en su opinión no ser de izquierdas es un pecado vergonzoso, una mancha en el alma que se debía curar o, al menos, esconder. Se frota los ojos cuando comprueba que hay medios de comunicación que son "abiertamente conservadores". Tolera a la derecha, nadie le acuse de lo contrario, pero a la "derecha democrática". No hay una "izquierda democrática", porque toda la izquierda es democrática, ya saben. Recuerdo los elogios de El País a Eric Honecker. Esta derecha-pero-democrática no es la que tiene presencia en los medios de comunicación y que se expresa con más libertad de la que desearían el diario y su articulista.

Hay un fondo de verdad en el artículo. Hubo un tiempo en que al grupo Prisa le bastaba sacar la chequera para comprar a sus competidores, como hizo con Antena 3 Radio. Se mueve bien en el mundo de las licencias ("no hay cojones en España para negarme una televisión"), donde se comercian favores políticos. Eso sí que es la "técnica de ocupar y expulsar" de la que habla Gutiérrez-Rubí.

Con la TDT la oferta es muy amplia, mucho más de lo que desearía este experto en comunicación. Y en internet, el otro objeto de su diatriba, ni siquiera hay licencias. Tú llegas y creas un periódico sin permiso de la autoridad. Un escándalo. El hecho de que cuanto más libre ha sido la creación de medios de comunicación, más lugar haya habido para el centro derecha en España, que eso es lo que refleja el artículo, es el motivo de tanto encono.

José Carlos Rodríguez es miembro del Instituto Juan de Mariana

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