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¿Sin casa? Ni falta que hace

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En primer lugar quiero dejar constancia de que estoy convencido de que la gran mayoría de ellos sí podrá hacerlo en algún momento. Pero, en cualquier caso, también quiero dejar claro que si no lo hacen no pasa absolutamente nada. Sé que en esta España amante del ladrillo en propiedad, cerril y obtusa en las finanzas personales, se identifica mayoritariamente a la vivienda con el patrimonio. Pero en absoluto son lo mismo y cualquiera puede tener una vida próspera y feliz sin necesidad de firmar el último plazo de una hipoteca.

Esto es relativamente sencillo: invertir es convertir la renta en riqueza. Y durante la mayor parte de nuestra vida nos dedicamos a trabajar para obtener una renta. Lo suyo es ir detrayendo una parte de ésta para convertirla en riqueza, en un patrimonio con que afrontar los últimos años de nuestra vida con plena seguridad económica. La vivienda es una opción, claro está. Pero no es la única ni necesariamente la mejor. Veamos.

Por un lado el servicio que nos presta una vivienda en propiedad, el hecho de poder vivir en ella, nos lo daría igualmente el alquiler. Y por otro hay otras formas de crear un patrimonio, como la inversión en Bolsa a largo plazo o en fondos de inversión o de pensiones. Una persona podría vivir alquilado toda su vida y ganarse la seguridad económica destinando lo que no le cuesta una hipoteca a invertir en empresas, ya sea comprando acciones en Bolsa, ya en fondos de todo tipo. Cuando compramos una casa adquirimos un servicio (poder vivir en ella) y creamos un patrimonio. Hacemos esas dos cosas. Pero podemos hacerlas por separado.

Cómo se puede crear un patrimonio personal y las ventajas que éste puede tener para cada uno de nosotros y para el conjunto de los españoles quedará para otro artículo, pero por lo que se a vivir en una casa, el alquiler ofrece una flexibilidad única, que permite adaptarnos más fácilmente a nuestros gustos o hace más barato cambiar de lugar buscando mejores oportunidades profesionales y económicas. Perdemos mucho dinero por no querer o no poder movernos de donde vivimos.

Si usted nunca compra una casa, nada le impide ser plenamente feliz y tener una vida próspera y plena de satisfacciones.

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