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¿Mujeres libres, sociedad igualitaria?

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La tinerfeña Patricia Hernández Gutiérrez, diputada del grupo parlamentario del PSOE en el Congreso, miembro de la Comisión de Igualdad, participó el pasado 12 de marzo en un acto público de la Asociación de Mujeres Progresistas titulado «Mujeres libres, sociedad igualitaria».

Si leemos el encabezamiento del acto nos podría parecer que la señora Hernández iba a participar en un acontecimiento noble, pues no se defiende otra cosa que la libertad y la igualdad. Sin embargo, si analizamos con detenimiento el nombre de la jornada, nos daremos cuenta de que no defiende la igualdad, pues se habla de igualitarismo,es decir, igualdad por la fuerza, y, por ende, si hay coacción tampoco puede haber una sociedad de personas libres.

La lucha contra las desigualdades en el pasado tenía como objetivo defender la justicia y por lo tanto la igualdad ante la ley. Sin embargo, los socialistas, mal llamados progresistas, que falsamente defienden la libertad, como la diputada Hernández, han quitado la venda de los ojos a la dama de la justicia al cambiar la preposición ante por mediante, para así perseguir y apoyar la igualdad mediante la ley, que forzosamente viola y elimina la libertad.

La igualdad mediante la ley o igualitaria, eje fundamental de la política actual y motivada principalmente en uno de los grandes males de nuestra sociedad, la envidia, está basada en la táctica de Procusto, como siempre recuerda el doctor Carlos Rodríguez Braun. El gigante griego tenía como método ofrecer cobijo en su casa a los viajeros, para una vez acostados en la cama serrar la cabeza, brazos y piernas al que era demasiado largo, pues sobresalía de su cama, y descoyuntar a martillazos hasta estirarlo al que era excesivamente corto.

Por ello, ese igualitarismo que persiguen los socialistas de todos los partidos elimina la libertad y derechos de las personas, de todas, hombres y mujeres, pues persigue la igualdad a expensas de la libertad de todos. Con esta igualdad políticamente correcta, y esencialmente antiliberal, la política ha conseguido avanzar en el intervencionismo y en el recorte de derechos y libertades, para así acabar con la justicia en términos tradicionales.

Además, este igualitarismo tiene consecuencias económicas claras. Pues en todas aquellas sociedades como Venezuela, Corea del Norte o Cuba, donde la coerción ha avanzado en busca de la igualdad, las consecuencias son claras: todos, excepto el Gobierno, son iguales, iguales de pobres. Sin embargo, en otros países, como la India o China, donde se ha dejado paso a la libertad económica, la pobreza y la desigualdad han disminuido a pasos agigantados. En conclusión, no puede haber mujeres ni hombres libres en una sociedad igualitaria.

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