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Deuda, interés y descuento

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Algunos teóricos de la liquidez insisten en que el tipo de descuento (de las letras comerciales) y el tipo de interés (de los bonos) son fenómenos muy diferentes: que la propensión al consumo es lo que determina el tipo de descuento, y que la propensión al ahorro es lo que determina el tipo de interés. En realidad, aunque letras y bonos tienen funciones y mercados diferentes, el tipo de descuento es un caso particular de tipo de interés (en ambos casos hay deuda con acreedor y deudor); la propensión al consumo sirve para reducir la prima de riesgo sobre el crédito comercial a muy corto plazo (garantiza su pago); y en las letras comerciales, aunque originalmente no sean un préstamo de dinero, también alguien debe ahorrar, aunque sea a más corto plazo y con más seguridad.

La deuda monetaria es una promesa de pago (con el correspondiente e inseparable derecho de cobro) de una cantidad de dinero en el futuro; o de un flujo de cantidades en distintos momentos, como un bono con cupones periódicos, o una hipoteca que va devolviéndose mensualmente. El plazo o momento de pago puede estar predeterminado de antemano o depender de la voluntad del acreedor o del deudor, con la posibilidad de opciones o derechos de exigir el cobro o realizar el pago antes del vencimiento de la deuda (con o sin penalizaciones).

Toda deuda tiene un deudor (el que tiene la obligación de pagar) y un acreedor (el que tiene el derecho a cobrar). El deudor potencial es el lado de la demanda de crédito o fondos prestables (quiere recibir bienes a crédito o que le presten dinero), o de forma equivalente el lado de la oferta de promesas de pago (ofrece endeudarse). El acreedor potencial es el lado de la oferta de crédito o fondos prestables (quiere entregar bienes a crédito o prestar dinero), o de forma equivalente el lado de la demanda de derechos de cobro. El deudor debe estar identificado de algún modo en la documentación que acredita la deuda; el acreedor puede estar identificado o no (deuda al portador).

El tipo de interés de la deuda tiene tres componentes desde el punto de vista del acreedor: la preferencia temporal (la prima del presente sobre el futuro), la prima de riesgo (por la probabilidad de no cobrar todo a tiempo), y la prima por inflación esperada (pérdida del poder adquisitivo del dinero). Con un dinero ideal no existiría inflación (ni tampoco deflación). A igualdad de riesgos, en condiciones normales el tipo de interés de la deuda crece con su duración.

El deudor puede endeudarse para consumir o para producir. El deudor para consumo sólo considera su preferencia temporal. El deudor que invierte los fondos recibidos en préstamo en un proyecto productivo considera (además de la preferencia temporal y los posibles cambios de valor del dinero), en lugar de la prima de riesgo, la expectativa de productividad o rendimiento marginal del capital en su actividad empresarial: pide prestado sólo si el coste de la financiación es menor que su rendimiento financiero esperado.

La deuda puede originarse de diferentes maneras: por intercambio a crédito, por préstamo de dinero, o por alguna obligación impuesta no pagada inmediatamente (sanción o castigo, compensación debida por algún daño causado, pago de impuestos). La deuda puede desaparecer (de forma total o parcial) al pagarla, compensarla con otra deuda contraria, perdonarla o quedar impagada de forma definitiva. La deuda puede modificarse si cambia el deudor o el acreedor (subrogaciones), las cantidades o las condiciones de pago (reestructuración, quitas, aplazamientos, renovaciones).

En un intercambio a crédito el vendedor (acreedor) entrega un bien o servicio a cambio de una promesa de pago del comprador (deudor). En un préstamo de dinero el prestamista (acreedor) entrega una cantidad de dinero a cambio de una promesa de pago del prestatario (deudor): la cantidad entregada inicialmente es el principal, y la diferencia entre este y la cantidad prometida a devolver es el interés, que expresado en términos relativos (porcentaje del principal) y por unidad de tiempo es el tipo de interés.

Ahorrar es renunciar a consumir cuando puede hacerse. Es posible ahorrar en dinero, manteniendo saldos de tesorería (dinero en la cartera o en la hucha) hasta gastarlos, o poseyendo algún activo financiero (acciones, deuda de distintos plazos y riesgos). La deuda es un activo financiero para el acreedor y un pasivo para el deudor. El acreedor ahorra porque renuncia al consumo o uso de un bien presente que entrega al deudor: el dinero que presta el prestamista, los bienes que entrega el vendedor a crédito (o el dinero que podría haber conseguido cobrando al contado y en efectivo).

Para transformar su derecho de cobro en consumo, dejando así de ahorrar, el acreedor debe o esperar a que venza la deuda (y entonces recibir su dinero y gastarlo) o conseguir ya que otro agente espere en su lugar: vender su derecho de cobro a cambio de dinero en un mercado secundario de deuda, o utilizar dicho derecho de cobro como medio de pago de aquello que quiere consumir si la otra parte lo acepta (en ambos casos otra persona se subroga en su posición de ahorrador y acreedor).

Aunque a la inversión en activos de deuda (letras, bonos, obligaciones) se la llama renta fija, el interés obtenido sólo es fijo si se espera hasta la fecha de vencimiento y si la deuda realmente se paga: si se necesita el dinero antes, el rendimiento puede variar; y existe la posibilidad de impago parcial o total de la deuda.

El deber de pago o derecho de cobro pueden ser transferidos entre agentes económicos (con o sin modificación de las condiciones de la deuda): el comprador de una vivienda se subroga como deudor del préstamo hipotecario del promotor; un inversor compra un derecho de cobro ajeno. El mercado primario es el que genera, origina o emite las deudas. Posteriormente la deuda se intercambia en mercados secundarios entre particulares, tesoros de estados, empresas, bancos (privados o estatales), aseguradoras, fondos de inversión. El interés (o precio) asociado a los intercambios secundarios es por lo general variable según cómo cambien la oferta y demanda de fondos prestables.

El precio de la deuda (valor presente de la promesa de pago en el futuro) y su tipo de interés son dos formas alternativas de ver la misma realidad. El tipo de interés guarda una relación inversa con el precio: es el tipo al que se descuenta el valor nominal futuro de la deuda para obtener su valor presente.

La relación entre el tipo de interés de la deuda y su precio o valor presente puede verse como la cantidad de dinero que hay que prometer entregar de más en el futuro para obtener una determinada cantidad en el presente (para obtener un préstamo de 10,000 euros debo aceptar pagar un 4% de interés anual a cinco años); o como la cantidad por la que se intercambia ahora una promesa de entrega de una cantidad determinada de dinero en una fecha futura dada (un bono sin cupón que madura en dos años con valor nominal de 50,000 euros cotiza ahora a 47,250 euros).

Los tipos de interés (y precios asociados) son diferentes para cada deuda según el plazo pendiente y el riesgo asociado, y serán iguales para deudas del mismo plazo pendiente y riesgo; la expectativa de inflación influye pero es la misma para todas las deudas en la misma divisa. Conforme pasa el tiempo, el plazo hasta vencimiento de una determinada deuda va reduciéndose: el precio tiende a crecer y el interés a reducirse. La deuda de nueva emisión compite en el mercado no sólo con otras emisiones de características equivalentes (mercado primario), sino también con la deuda emitida previamente que ahora tiene el mismo plazo que la nueva (mercado secundario). Las matemáticas financieras indican las fórmulas que relacionan interés, plazo, valor presente y valor nominal de la deuda (con distintas versiones según cómo se calcule el interés simple o compuesto).

La letra real comercial es deuda muy segura, a corto plazo (normalmente hasta tres meses, una estación), que se emplea normalmente en las transacciones comerciales de bienes muy cercanos al consumo (de venta muy segura, muy líquidos), entre comerciantes en la cadena de distribución, y en lugar del pago de dinero al contado. Es una deuda autoliquidable porque se paga con el dinero que se obtiene de la venta de los bienes entregados a cambio: el deudor recibe el dinero para pagarla del consumidor final que paga en efectivo (o de forma recursiva de otro comerciante que ha recibido a su vez el pago de otra letra).

El tipo de interés de estas letras, compradas tradicionalmente por los bancos comerciales como activo muy líquido (teoría de las letras reales), se conoce como tipo de descuento: el banco paga por la letra una cantidad resultado de descontar, según el tipo de interés vigente en el mercado y el plazo pendiente, el valor nominal de la misma.

La letra comercial se diferencia de otras deudas (además de por su plazo y seguridad) porque el dinero sólo está presente para el pago final, y así se economiza en el uso de dinero y la necesidad de disponer de saldos de tesorería. En un bono el dinero está presente al comienzo y al final del préstamo: primero de acreedor a deudor, luego de deudor a acreedor.

La letra comercial también se diferencia de otras deudas en que puede funcionar como un sustituto monetario o medio de pago complementario al dinero: las letras circulan, se monetizan en ciertos ámbitos (son dinero en sentido amplio). Pero son diferentes del dinero en sentido estricto: el dinero es de aceptación más universal y su valor es estable; la letra depende de la confianza en su deudor y su valor cambia conforme se reduce su plazo y cambia la percepción de su riesgo.

Como la preferencia temporal es relativamente estable y pequeña a corto plazo, y la inflación no tiene grandes efectos a corto plazo (salvo en casos de hiperinflación), el tipo de descuento varía sobre todo con cambios en la aversión al riesgo y los rendimientos de las actividades comerciales. El análisis es complejo porque son posibles muchos cambios diferentes en la distribución de la renta y riqueza de los agentes económicos entre las diversas posibilidades: ofertas y demandas de bienes de consumo, dinero y activos y pasivos financieros (deuda a distintos plazos y riesgos, o acciones).

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