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El conocimiento y el management modular

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Como dijimos en el comentario anterior, los recursos productivos son heterogéneos. Esta característica es un reflejo de la división del trabajo y del conocimiento. De hecho, detrás de los medios físicos y humanos de la producción, encontramos toda una intrincada estructura de conocimiento plasmada, contenida, en los bienes de capital y complementada por el conocimiento en cómo estos deben usarse.

La estructura en la economía

El capital heterogéneo implica conocimiento heterogéneo. A medida que el conocimiento se especializa a través de nuevas combinaciones de bienes o la creación de nuevos bienes, más heterogénea y mayor complejidad alcanza la estructura productiva de la economía. Y cuanto más compleja es la economía, mayor es su desarrollo y crecimiento, y más intensamente se plasmará el conocimiento en la estructura productiva –en los bienes productivos que componen dicha estructura-.

La estructura en la empresa

Del mismo modo que decimos que los bienes de capital conforman una estructura productiva a nivel de la economía, también en el seno de la empresa los bienes de capital forman estructuras y subestructuras, puesto que están ordenados de una manera coherente atendiendo a sus características subjetivamente juzgadas por el empresario.

Ante un conocimiento cada vez más especializado, plasmado en los bienes de capital que son cada vez más heterogéneos, la tarea de organizar y gestionar estas estructuras es crucial para el desarrollo de la empresa y el crecimiento económico. Por ello, las estructuras a nivel de la empresa deben ser cuidadosamente planeadas y mantenidas, aunque sus mutaciones adaptativas sean gobernadas por impredecibles y emergentes fenómenos del conocimiento. Los empresarios o directivos deberán sopesar la heterogeneidad y complementariedad de sus factores productivos así como su capacidad de sustitución, los fines específicos que ayudan a lograr, y su adaptabilidad ante distintas combinaciones, y tener en cuenta cómo operarían todas estas características ante los cambios que siembre el futuro.

La organización en la empresa

Cuanto mayor sea la heterogeneidad de los recursos y, por tanto, mayor la especialización del conocimiento, la organización de activos del conocimiento en combinaciones productivas (rentables) requiere de una habilidad organizadora y una estructura organizativa mayor que gestioneese conocimiento.

Por este tipo de habilidades se entiende las reglas, costumbres o normas internas de la empresa que serán más valiosas en la medida en que creen las condiciones internas idóneas para acercar el conocimiento común u homogéneo de cada una de las partes (subestructuras) de la empresa (véase N. J. Foss sobre liderazgo y conocimiento). Y esa homogeneización del conocimiento será clave para gestionar y coordinar eficientemente el conocimiento heterogéneo de la producción. Es decir, la producción con recursos heterogéneos no dependería tanto de disponer de los mejores recursos sino de conocer más adecuadamente las actuaciones productivas relativas de esos recursos (Alchian y Demsetz 1972).

EL management modular: la gestión del conocimiento cada vez más complejo

La complejidad (heterogeneidad) del conocimiento implica estrategias de gestión del mismo más avanzadas -como diría Peter Drucker, el management deviene necesario cuando una empresa alcanza cierto tamaño y complejidad-. Una de ellas es la gestión de la empresa vista como un sistema modular, que coincide plenamente con la teoría austriaca del capital aplicada a la empresa –combinación por parte del empresario de recursos heterogéneos, creciente complejidad del conocimiento plasmado en los bienes de capital, información centralizada vs. Dispersa, etc.-.

Un sistema modular se compone de partes que se combinan entre sí, pero no de cualquier manera, sino con una serie de orientaciones de unos con otros. Lo importante de esta perspectiva modular del management es que, al igual que la estructura de módulos o, en nuestro caso, bienes de capital –que en sí mismos pueden ser, también, una subestructura compuesta por otra combinación de módulos o bienes de capital-, es coherente –con partes heterogéneas pero con características de complementariedad- y facilita la organización de las actividades internas de la empresa.

¿Cómo? A través de la observación de la estructura organizativa, el manager de la empresa puede economizar el conocimiento infiriendo propiedades de unas pocas partes de la estructura, y elaborar principios de interacción: ya no hará falta que conozca todo lo relacionado de cada parte de la empresa, sino sólo lo imprescindible de cada módulo –o bien de capital- y de cómo se relacionan entre sí –que en sí mismo también será como un bien de capital, un conocimiento productivo-. De ahí que esta estrategia permita economizar conocimientos, pues ya no es necesario que el empresario conozca el funcionamiento de cada módulo o subestructura (hidden information, información oculta al observador de alto nivel).

Por tanto, la perspectiva modular de las estructuras de conocimiento presentes en una empresa es un diseño de la organización de la misma –también se usa para el diseño de productos- en el que se establece lo que el directivo necesita saber y lo que no necesita saber. El directivo necesita conocer el conocimiento de otras partes de la empresa, pero dada la naturaleza compleja de este, se trata de economizar la tarea a través de la abstracción –a través de la modularidad: a partir de las partes inferir propiedades y principios de la estructura-.

Teniendo en cuenta esto, una gestión exitosa dependerá de encontrar el nivel justo de abstracción, es decir, conocer lo suficiente para hacer juicios correctos sobre el empleo rentable de los recursos (humanos y físicos), que conocen más sus actividades (especialización del conocimiento) que el propio manager, evitando que el directivo malgaste su tiempo entendiendo los múltiples procesos que se dan a diario en una empresa.

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