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El padre de familia que se volvió loco

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Un buen día llegó un padre de familia a su casa. Como de costumbre abrió la puerta, entró en el hogar y saludó a los presentes. Lo que no era tan acostumbrado era la bolsa de regalos de la tienda Apple, ni la sonrisa en su cara.

Los niños, como intuyendo que algo especial pasaba, se arremolinaron a su alrededor e insistían en preguntarle qué pasaba. Sin abrir la boca, pero manteniendo la sonrisa, el padre comenzó a sacar paquetes y repartirlos entre su progenie, paquetes que una vez despojados de su atuendo demostraron ser los iPhone más recientes en el mercado. La sorpresa de los niños solo consiguió acrecentar las curvas de la sonrisas del padre.

"¿Y esto, papá? ¿Qué ha ocurrido?", preguntaban con cierta curiosidad los niños, que no tardaría en apagarse una vez encendido el recién obtenido dispositivo.

– Niños, somos ricos – informó ufano el padre.

– ¡Qué bien! – exclamaron al unísono los hijos.

– No solo os he comprado el nuevo iPhone, también tendréis el nuevo iPad. Además, me he comprado un Ferrari Testarossa, a vuestra madre un collar de diamantes, y para todos una casa en la playa. Y pasado mañana salimos en un viaje de un mes a dar la vuelta al mundo, he aquí los billetes.

– ¡Papá! Estos es maravilloso, muchas gracias. ¿Y cómo ha sido? ¿Te has cambiado de trabajo? ¿Te ha ido bien algún negocio?

– Nada, no os preocupéis. Es que ahora somos ricos.

Y con esto los niños se fueron a jugar con sus iPhone nuevecitos, y la más mayor a pensar qué se llevaría de equipaje a dar la vuelta al mundo.

Al poco llegó la esposa y madre del padre y niños nuevos ricos, respectivamente. Al recibir el collar de diamantes que se le regalaba, no pudo reprimir un brillo en los ojos y hasta una ligera sonrisa. No obstante, su naturaleza escéptica le impedía disfrutar de tan lujoso presente hasta conocer más la naturaleza de la riqueza tan repentinamente hallada por su marido.

– Pero, ¿qué más te da? ¿No te basta saber que ahora somos ricos? – le decía una y otra vez el marido.

Hasta que, derrotado por la femenina insistencia, esbozó otra sonrisa, y se lo dijo.

– He pedido al banco un préstamo de 10 millones de Euros, y me he comprado todo lo que os he dicho. Lo ves, ¡ahora somos ricos!

El resto de la historia ya no es tan feliz, claro. La mujer se puso a llorar y a gritar que cómo había hecho eso, que había arruinado a toda la familia, y que jamás podrían devolver ese dinero. Mientras tanto, los niños en sus habitaciones seguían disfrutando de la "riqueza" así adquirida por su padre…

Hace unos días, el presidente de nuestro Gobierno se ha ido a Australia a contarle a los del G-20 cómo ha hecho España para "salir" de la crisis. No sé qué les habrá contado, pero seguro que no esta historieta.

Por si la alegoría no es obvia, la aclararé:

– El padre de familia es el gobierno español;

– Los niños son los ciudadanos españoles (y a lo mejor los mandatarios del G-20) que creen que hemos salido de la crisis;

– Los regalos y adquisiciones del padre son los puestos de trabajo y el crecimiento que se está creando;

– La deuda es, eso, la deuda.

Solo nos queda saber quién es la sufrida esposa que desenmascarará la supuesta generación de riqueza del padre. Pero lo sabremos en poco tiempo.

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