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El Plan B

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Los profesores universitarios españoles estamos de enhorabuena: ya tenemos nuestro Plan A. Y ha sido parto múltiple. Han bautizado a las criaturas con el bonito nombre de PERME. No, no es un diminutivo, significa Planes Específicos para la Renovación de las Metodologías Universitarias. Como buenos planes, y gracias a los dioses, no son una realidad… aún.

Los profesores que disfrutan de un "piloto de Bolonia" y estén leyendo pueden sacar el pañuelo y enjugarse las lágrimas en silencio, pero no lo dejen muy lejos. Un "piloto de Bolonia" es una asignatura en la que la universidad de turno ha decidido aplicar el proyecto de Bolonia, a ver qué tal va la cosa. Y la cosa va como era de esperar. Mal.

Cuando preguntas a cualquier afectado si funciona el experimento ves en sus ojos dolor, cansancio, desesperación, y sobre todo, desconcierto. Los que aún no han sido tocados por la mano de dios y no han vivido esa experiencia religiosa saben que, además de clases magistrales, habrá tutorías y talleres; que se harán encuestas de todo tipo que se sospecha serán manipuladas posteriormente para que las estadísticas cuadren. Ninguno tiene muy claro si alumnos y profesores están preparados para ello, nadie ha preguntado su opinión. Yo sí: "No hay horas en el día para los chicos… ¡ni para nosotros!". Y a partir de ahí, ya no son capaces de articular palabra y vuelven a meter la cabeza en sus papeles, encuestas, trabajos… de todo menos artículos científicos.

También se sabe que habrá asignaturas y en algún caso departamentos que desaparecerán en el proceso. Los candidatos no saben si serán "asimilados" o qué, y mientras tanto, siguen enseñando con los incentivos en proceso de extinción acelerada. La Historia del Pensamiento Económico sale gravemente herida, tal y como se recalcó en el último congreso de la European Society for the History of Economic Thought, que tuvo lugar en Oporto el pasado abril. Trato de imaginarme ilustres profesores como Adam Smith, Carl Menger, Lucas Beltrán y tantos otros aplicando Bolonia. No soy capaz.

Los profesores liberales que además de decirlo en determinados círculos o cuando conviene, ejercen de ello, y que actualmente, son discriminados y apartados en un despacho o en un departamento marginal de alguna universidad pública del sur o del norte de Madrid, por poner un par de ejemplos, van a tener que echarle imaginación para no serlo más aún. Si hoy en día ser simplemente liberal y anti-keynesiano te cierra puertas de departamentos en todas las universidades europeas, cuando la burocracia del proyecto de Bolonia pida cabezas está claro cuáles van a rodar primero.

Pero seamos positivos y dejemos los temas políticos a un lado. Nuestro Plan A, el PERME, va a constar de una oficina donde se va a concretar la política de liderazgo, concentración de esfuerzos y asunción de responsabilidades que se pretende promover y visualizar. Esto es lo que nos dice en la página 127 el documento "Propuestas para la Renovación de las Metodologías Educativas en la Universidad" publicado por el Ministerio este mismo año. Liderazgo, esfuerzos y responsabilidades… Entre nosotros, ¿serán capaces de ofrecer lo que exigen? Más adelante, como quien no quiere la cosa y sin avisar, llega el veneno: el presupuesto de la oficina debe permitirle actuar y son las actuaciones que realice y promueva las que dan sentido a su existencia y la justifican. ¡Estamos perdidos! Léanlo otra vez, ¿a que asusta?

De nuevo el Estado despliega su manto y esta vez hace desaparecer al profesor universitario del escenario. Es un verdadero drama que, de salir adelante, haremos pagar a las generaciones futuras. La labor del maestro en la universidad es básica, determinante, imprescindible. Lo saben los privilegiados que tienen uno. Ante esta situación ¿Cuál es nuestro Plan B?

Con permiso de los austriacos, cito a un maestro: En todas las zonas en las que hay mezcla de nacionalidades, la escuela es un premio político de la mayor importancia. No se le puede eliminar su carácter politico mientras siga siendo una institución pública y obligatoria. Hay, de hecho, una única solución: el estado, el gobierno, las leyes no deben de ninguna manera ocuparse de la educación o la escolarización. Los fondos públicos no deben ser empleados para esos propósitos. La instrucción y educación de la juventud debe ser dejada completamente a los padres y a instituciones y asociaciones privadas.

Y al mío, le dedico una frase de la canción "Plan B" de los ochenteros Dexys Midnight Runners:

Forget their plans / and their demands/ PLAN B/ They’re testing you – but don’t worry.

No llores por mí, argentino. Llora por todos.

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