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El santoral estatista

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Las fiestas políticas o días nacionales (o locales) son utilizados para crear una mítica colectiva que permita tratar a una población como un todo y crear sentimientos de pertenencia.

(…) es necesario que se establezcan períodos determinados de instrucción, en los que el pueblo pueda reunirse, y en los que (…) escuchen a quienes les digan cuáles son sus deberes y cuáles son las leyes positivas que les conciernen a todos, leyéndoselas y explicándoselas, y recordándoles quién es la autoridad que ha hecho esas leyes.

Estas palabras se publicaron hace ya más de cuatrocientos años, aunque estemos en pleno siglo XXI sigue siendo útil tener a mano la biblia del estatismo, el Leviatán. Tan actual como cuando se escribió, en sus páginas Thomas Hobbes explica los pilares necesarios sobre los que debe sostenerse el poder del Estado. Espejo de príncipes y manual de burócratas desde entonces -ya fueran soberanos monárquicos o republicanos- se detalla como la instrucción pública a través de colegios y festividades cívicas colectivas es necesaria para que mantengan el poder.

Las fiestas políticas o días nacionales (en España también los tenemos autonómicos, provinciales, insulares y locales) son utilizados para crear una mítica colectiva que permita tratar a una población como un todo, crear sentimientos de pertenencia que cohesione a los gobernados para que se dejen administrar bajo una frontera dada. Así se crea la diferencia amigo-enemigo para con el exterior y se proclama las grandezas propias que esconden las vergüenzas íntimas bajo grandes banderas. Estas festividades suelen sustituir las fiestas tradicionales y populares por celebraciones artificiales de nuevo cuño que festejan cosas tan entretenidas como la aprobación de un determinado texto legislativo o una matanza de enemigos pasados.

El Estado ha ido tomando fuerza y poder a imagen y semejanza de la Iglesia, copiando sus efectivas estructuras sustituyendo poco a poco el poder espiritual por el suyo propio, el terrenal. Una copia en negativo que supone un peligro inconmensurable a nuestras libertades ya que no contempla ningún tipo de contrapoder al romper la teoría de las dos espadas tomando ambas un solo poder terrenal y espiritual) para también controlar y legislar sobre sentimientos de pertenencia o la propia felicidad.

La ambición de un gobierno burocrático mundial trasciende las fronteras nacionales y ha puesto de moda los días internacionales, son tantos ya que prácticamente hay uno a diario intentando sustituir a la tradición católica de los santos. Este santoral es de lo más variopinto y podemos encontrar entre otros el día de la Tierra, el día del correo, el día internacional de la felicidad o el día de la sensibilización sobre el albinismo. Estos días con los que cerramos septiembre “celebraremos” días tan dispares como los del corazón, el europeo de las lenguas, el marítimo o el de la retinosis pigmentaria. ¿No lo sabían? Y Seguramente en los colegios sus hijos tendrán que preparar algún trabajo en relación con estos temas y así afianzar en su subconsciente esta agenda de intereses estatistas.

Cuesta encontrar temáticas que se salgan del canon estatista y cuando lo hacen se adaptan al ideal colectivista. Es el caso, por ejemplo, del día del emprendedor nacional que se promulgó por ley este año en Argentina. Nada más contradictorio que un día para ensalzar al empresario que un mandato burocrático con referencias al peronismo y a los sindicatos empresariales. A menos, claro, que al pensar en emprendedor se tenga en mente a aquellos que buscan el monopolio otorgado por los poderes públicos a través de concesiones y la protección localista y patriotera contra la competencia que otorga el apellido “nacional”.

Recientemente hemos visto cómo los políticos celebraban el día sin coches. Los políticos, porque la gente común más bien lo ha sufrido. Para ello, en algunas ciudades se han cortado calles o han permitido que el transporte público pudiera usarse de forma “gratuita”. Claro que de gratuita no tiene nada, porque el coste tendrán que soportarlo en su totalidad los ya exprimidos contribuyentes y las calles cortadas han impedido los desplazamientos normales y necesarios (piénsese en las familias con hijos que tienen que llevarlos al colegio antes de acudir a su trabajo, los transportistas o simplemente el que quería darse una vuelta en su coche por la ciudad, tanto si es en la que vive como si la visitaba). Ignoro que tienen los políticos en contra de que el resto de mortales los usemos -ellos utilizan sus coches oficiales con el entusiasmo de quien sabe que quien paga es otro – pero este medio de transporte privado está siendo cada vez más regulado. Este afán prohibicionista esconde por un lado la visión planificadora de los transportes colectivos pagados con el dinero de los contribuyentes y una lucha contra el progreso. Pocos ingenios han “emponderado” -ahora que tan de moda está este palabro- tanto al individuo como la capacidad de recorrer sin esfuerzo de forma rápida, económica y autónoma grandes distancias que nos otorgó el automóvil. En sus mentes cuadriculadas de burócratas no entienden que alguien prefiera conducir su propio coche a que le conduzcan en caminos determinados por otros.

El de la lucha estatista contra los coches es solo un ejemplo significativo de esa mentalidad estatista que quiere concienciarnos, siempre por nuestro bien, para tenernos controlados moviéndonos dentro de los límites que solo ellos, los sacerdotes del Estado pueden organizar y controlar. Se trata de acciones políticas aparentemente inocuas pero que a largo plazo germinan en la mentalidad popular transformando una sociedad libre y abierta en una sociedad cerrada y ovejuna más pendiente de la dirección que le señala su pastor que a tomar las riendas de su vida.

5 Comentarios

  1. ¡Qué escándalo, he
    ¡Qué escándalo, he descubierto que aquí se juega!¡ Cierren el local! vociferaba el capitán Renault mientras recogía su habitual mordida en fichas de casino en el café de Rick.

    ¡Qué escándalo, he descubierto que el Estado hace proselitismo! proclama el señor Rosselló mientras aprueba el día de la liberación fiscal.

    Comparado con el hecho de que el Estado se apropia de tus bienes bajo amenaza de cárcel y policía, el que se ponga a incordiar con el día del abrazo al árbol, es irritante pero no el acabose. Aunque supongo que a algunos esto del día de la engañifa os indigna/exaspera/enfurece sin freno.

  2. Existe una complicidad entre
    Existe una complicidad entre la iglesia y el Estado para usar las festividades religiosas en beneficio mutuo, es por ello que los ayuntamientos gastan cientos de miles de euros en organizar estas fiestas, lo más inverosímil es que inclusive sucede en aquellos municipios donde los socialistas anticlericós gobiernan.

    En algunas comunidades autonómica usan las fiestas para exaltar el nacionalismo regional, en el caso de Canarias es muy habitual el culto a los Guanches lo cual es bastante surrealista y demuestra el grado de estupidez colectiva a la que puede llegar una sociedad que venera a un papá Estado que nos esclaviza, a tribus primitivas y lógicamente a las figuras de la ficción religiosa.

    http://libertadcanaria.com/blog/el-realismo-magico-del-nacionalismo-canario/

    Así que no es de extrañar que luego de inculcar todos este enfermizo fanatismos colectivista , llegue un mesías con complejo de Dios que termine arrasando con todo a su paso, queriendo imponer su modelo ultraliberticida comunal.

    Me hace gracia ver a personajes como Felipe González sale en defensa de Leopoldo López y de Venezuela, cuando precisamente las políticas populistas de la internacional socialista y la CEPAL que impusieron los socialdemócrata y socialcristianos antes del chavismo, fueron las que dieron paso al marxismo que se hizo con el poder facilmente engañando a la mayoría ofreciendo un bienestar que el Estado jamás podrá proporcionar, siembra vientos y recoge tempestades.

    Ya que tocas lo de los coches el caso de Volkswagen en un ejemplo más de cuando las regulaciones fantasiosas se topan con la realidad así que por mucha ingeniería que se haga, los combustibles fósiles tienen un límite energético y contaminan inevitablemente. Pero por otro lado quedó demostrada la gran disposición que causaron los impuestos a las emisiones de CO2, permitiendo que el diésel mucho más nocivo se impusiera en Europa, sencillamente porque los consumidores lógicamente quieren que no se les rapiñe tanto. Así que la tendencia del mercado ahora son coches a gasolina pero con cilindrada reducida que permite pagar menos impuestos tanto de matriculación como de rodaje, pero que a nivel de consumo no se nota una gran reducción.

    El afán de eliminar los coches de las ciudades ha propiciado un desplome de la actividad comercial en las mismas, ya que lógicamente es mucho más práctico ir a un centro comercial y hacer las compras necesarias sin tener que soportar la falta de aparcamiento o el trasporte público donde los robos están a la orden del día. Es por ello que luego vemos campañas pagadas con nuestros impuestos para intentar reactivar el consumo para que los locales no cierren, por la incomodidad que suponer el ir al centro de la ciudad.

    Es que político que no destruye empleo y empresas no es político y claramente a los colectivistas les gustaría vernos a todos en bicicleta como los pobres habitantes de Corea del Norte mientras ellos salen de sus palacios en cochazos capitalistas de alta gama.

  3. Buen artículo, Roselló.
    Buen artículo, Roselló.
    Tenemos que hacer un santoral liberal. Podemos empezar por el 16 de diciembre, cuando San Ronaldo Paul hizo el milagro del Tea Party.

    Una habitual crítica de los ateos sobre la religión es que esta fundamenta la ética en el miedo al castigo eterno en el infierno. Pero hay muchísimos ateos que fundamentan la ética en el miedo al castigo del Estado en la cárcel. Es decir, también los ateos pueden ser unos fanáticos enemigos de la humanidad.

    Por otra parte ¿para cuándo celebraremos un día sin políticos? Ellos son los que más contaminan. ¡Apaga a un político y salva el Amazonas! ¡Recicla una tonelada de políticos y salva a un bebé de rinoceronte!

  4. Quizá en origen su fiestas
    Quizá en origen su fiestas tuvieran algún valor patriótico o religioso y todavía los siguen honrando determinadas personas ( lo que es totalmente respetable). Sin embargo, la razón principal de su persistencia es más practica: son días en que no se trabaja. Así que si no existieran, habría que inventarlas, como inventan las propias empresas días «especiales» sin IVA para honrar el consumo o se importan fiestas de otros lugares como «Halloween» porque el deseo de honrar al dios Baco nunca se sacia . No os equivoquéis :»San Queremos» es el verdadero patrón de estos tiempos.

    • Quizá en su origen los días
      Quizá en su origen los días festivos tuvieron*


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