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En defensa del voto censitario

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Nos lo inculcan ya en clase de sociales en el colegio, está constantemente presente en los medios de comunicación, como una verdad irrefutable, como la quintaesencia de la democracia. Sin duda, la consecución del sufragio universal, la realización del principio «un hombre, un voto» es considerado uno de los logros más importantes de la sociedad, la plenitud de la democracia; el no va más del poder del pueblo.

Por contra, el voto censitario, característico en muchas sociedades de finales del Dieciocho y que se mantuvo en diferentes variantes hasta bien entrado el Siglo Veinte, está absolutamente desprestigiado. Así, plantear hoy en día el concepto de voto censitario es una forma segura de ser tildado de cualquier cosa acabada en «ista»: fascista, racista, machista…, incluso capitalista.

Pero yo voy a plantearlo.

El voto censitario

Realmente, el voto censitario puede (y, de hecho, lo ha estado a lo largo de la historia) estar basado en muchos tipos de restricciones.

Desde el sexo, como en Suiza, donde, hasta 1971, el voto era un derecho solo para varones, hasta la raza, como en los Estados del Sur de los Estados unidos, con los negros fuera del censo electoral (perdón, afroamericanos…, seamos políticamente correctos), pasando por el estado civil, casados y «cabezas de familia» en las elecciones al tercio familiar de la España franquista, hasta la edad, como el voto a los 18 años de nuestra moderna y superguay democracia (y que los partidos de izquierda, conscientes de que cuanto más inmaduros e irresponsables sean los votantes más van a sentirse atraídos por sus insensateces, estarían encantados de bajar a 16…).

Sin duda, muchas de estas restricciones son absolutamente indefendibles. Pero hay una restricción, una restricción basada en la riqueza de las personas, el voto ponderado basado en la aportación económica de cada uno al erario común, que me parece absolutamente clave para un ejercicio sano de la democracia.

Aportación y participación

Porque en el fondo, la democracia no es más una forma de decidir la gestión y el control del dinero que aportamos cada uno. Y lógicamente, por un elemental sentido de la justicia, quien más aporte debería tener más que decir sobre el destino que se da al fondo común, de forma proporcional a lo aportado.

Así, creo que el derecho a voto, libre y voluntario, debería tener un precio. Pongamos un ejemplo. Cada papeleta de voto, 100 €, 200 €. Cada persona decidiría cuántos derechos a votos quiere y/o puede comprar y, de esta forma, con el dinero que cada persona, de forma voluntaria, aporte, se financiaría el Estado, pues este dinero, estas digamos «participaciones» serían el único y exclusivo capital estatal con el que se financiaría… y, por supuesto, nada de impuesto adicionales.

Es decir, todo aquel que crea en el Estado, que ponga la pasta, que considere y decida en función de ella… Básicamente, como si comprase acciones de una empresa.

Yo, personalmente, no me dejaría un euro en derechos de voto, pues se me ocurren muchas otras opciones más interesantes donde gastar mi dinero…

8 Comentarios

  1. No se puede decir mayor sarta
    No se puede decir mayor sarta de sandeces juntas. Yo creo necesario el sugrafio censitario, pero no en función del patrimonio económico. ¿Qué pasa, que si soy multimillonario voy a tener más poder por tener más dinero?. Entonces gobernarían los grandes accionistas de las grandes corporaciones e iríamos hacia una desregulación legal total. Sólo los intereses de esa gente serían defendidos (debido a la naturaleza humana, que nadie espere que esta gente gobierne para el bien de todos), y no el conjunto de la sociedad. Aunque claro, lo mismo ésa es la idea última del autor, al que nunca he leído.
    En efecto el voto ha de ser limitado, pero no así. El derecho a voto debería estar reservado sólo para gente con preparación, conocimientos y estudios en materias de economía-empresa y derecho. En definitiva, gente que sepa como funciona el mundo real y aplique conocimientos de gestión al Sector Público en beneficio de todos. Pero de ahí a equiparar el Estado como una empresa cotizada donde los votos son acciones, me parece inaceptable.
    PD. Acabo de leer un poco más este sitio y se ve claramente la ideología del que escribe y de la página en su conjunto. Nada más que añadir. Y no, no soy de izquierdas (Dios me libre), pero mucho menos liberal.
    PD 2. Veámos si el autor es tan liberal como dice y no censura el comentario que yo tan libremente he emitido. Aunque nunca más me pasaré por aquí para comprobarlo.

  2. bravo Success nada que añadir
    bravo Success nada que añadir.

  3. Success deberia leer mejor el
    Success deberia leer mejor el articulo y sus implicaciones.

    Su supuesto gobierno de multimillonarios no podria quitar ni un solo euro a ninguna persona incluyendo todas las mas pobres.

    La propuesta es brillante para al final acabar con el enemigo de la sociedad que es el Estado.
    Bravo por el articulo

  4. Hola, soy retrasado y se lo
    Hola, soy retrasado y se lo voy a demostrar al mundo.

  5. Perdón por el comentario
    Perdón por el comentario anterior. Soy anormal y no me había leído todo el artículo. Quiero pedir perdón a mis padres, a mis tíos, a mis sobrinos, por aguantar a un soplapollas como yo. Si alguien me ve pasar, por favor, péguenme una patada en las pelotas, por poner comentarios sin haber leido antes todo el artículo. Gracias a todos

  6. El voto universal no ha
    El voto universal no ha resuelto ningun problema a la sociedad. Pir contra el voto universal ha servido para fomentar el crecimiento de una masa de vagos acostumbrados a vivir de los subsidios y, en la medida que crece esa masa de vagos, crece en directa proporcion la cantidad de subsidios que ofrecen los partidos.

    Esa masa de vagos votantes crece y hacen que crezca en igual medida el peso de los impuestos q pagamos los trabajadores. Hay que impedir que esa masa de vagos acostumbrados a vivir del subsidio siga creciendo, o llegara el momento que sean insostenibles y, entonces se convertiran en un problema oara todos los gobernantes que empezaran a pensar en exterminarlos.

  7. Este artículo expresa una
    Este artículo expresa una ocurrencia propia de tenerla mientras estás sentado en la taza del váter. La diferencia entre el autor y el resto de la humanidad es que el nosotros, antes de tirar la cadena ya la hemos descartado por estúpida, mientras que él ha llegado a publicarla en internet.

    En términos generales, este artículo plantea que la democracia censitaria es un sistema superior a la democracia universal, cuando la evidencia histórica muestra todo lo contrario. El establecimiento de las democracias universales en EEUU, Europa y cualquier país del mundo, coincide con los periodos más estables, prósperos y seguros de la historia de la humanidad. ¿El mundo en la era de las democracias censatarias, entre el siglo XVIII y principios del XX? Pobreza, hambre, baja esperanza de vida, niveles bajos de educación, y guerra, muchas guerras.

    En términos más prácticos, la ocurrencia genera más preguntas que respuestas. La más básica: El estado se basa en tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial. El poder legislativo emana directamente del sufragio universal, los otros dos, emanan indirectamente de ese sufragio a través del poder legislativo. El sistema representativo de sufragio universal garantiza una pluraridad de intereses dentro del parlamento. Hay intereses partidistas, territoriales, ideológicos, familias políticas dentro de los partidos, alianzas ad hoc, relaciones personales… Ese choque de intereses sirve de mecanismo de autocontrol. Si se establece un voto censatario ponderado a la inversión personal del ciudadano… ¿Qué evita que un grupo muy pequeño de grandes fortunas domine mediante una inversión conjunta el poder legislativo y, por tanto arrasen con cualquier mecanismo de autocontrol y alarguen su poder a los otros dos poderes?

    Gracias a esa maraña de intereses, si un día Rajoy decidiera derrocar la constitución y erigirse en Emperador vitalicio debería luchar contra tanta oposición dentro de los poderes del estado que le sería imposible imponer su voluntad. Si en un sistema censatario de inversión poderada un puñado de millonarios se ponen de acuerdo en comprar el estado como el que compra un club de fútbol… ¿Qué les impediría destruir el orden, la ley y las estructuras de estado?

  8. Menos mal que hay gente como
    Menos mal que hay gente como Success y Pau con un poco de cabeza y capaces de pensar un poco mas allá de la «idea feliz». Lo que plantea el artículo es absurdo completamente, a no ser que se sea de ese grupo de ricachones capaces de «comprar» el estado, cual empresa, para hacer y deshacer a su antojo. Entonces claro que el sistema es fantástico! Si incluso al final el autor reconoce que no pondría ni un duro para ejercer el voto en ese sistema que él ha creado, ¿cómo lo iba hacer el resto de la gente, y por tanto, cómo iba a financiarse el país sin más impuestos ni ingresos?. Ni en una redacción de colegio se puede plantear una idea política tan absurda o egoista.
    Y sobre el comentario de Abel y su «lógica conclusión»: la justificación del genocidio de la «masa de vagos»…mejor no opino…Se basa en premisas absurdas y así llega a ese mismo tipo de conclusiones. Que escriba artículos tan bien desarrollados y perspicaces como éste… Igual montamos una antología…para reírnos.


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