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Garantizar la independencia judicial y el Estado de Derecho

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Resulta vergonzoso observar el reparto que llevan a cabo los principales partidos políticos nacionales de los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Para garantizar el Estado de Derecho, es imprescindible que los jueces sentencien con independencia sobre los actos administrativos del Gobierno y sobre las leyes del Parlamento. Pero si los órganos de dirección de los jueces son elegidos por los políticos, la libertad del poder judicial se quiebra y, paulatinamente, los ciudadanos asisten a un espectáculo dantesco de sentencias politizadas, arbitrariedades, desigualdad ante la ley y rápido ascenso de los jueces y fiscales que consienten las tropelías que bajo el manto de la política ejecutan sus protagonistas.

Ya era calamitosa la situación de politización del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) como institución que, según el artículo 122 de la Constitución, debe velar por la independencia de los jueces y magistrados frente a los demás poderes del Estado.

Pero PSOE y PP volverán a demostrar su espíritu liberticida al aplicar la ley orgánica que les permite repartirse la renovación del CGPJ entre jueces acólitos, en vez de buscar una fórmula que faculte a los propios jueces para elegir a los candidatos más idóneos.

Nada nuevo podía esperarse de los grandes partidos nacionales que guían torticeramente la justicia para lograr sustentar con sentencias favorables una deriva intervencionista, al parecer orientada a instaurar un cambio de régimen en España basado en cuatro pilares básicos: la consolidación legislativa del nacionalismo secesionista, el abandono a su suerte de los ciudadanos no nacionalistas, la negociación con los asesinos terroristas y, la ruptura del modelo de Estado instaurando un confederalismo asimétrico que pueda sustentar la futura independencia de regiones.

Sin apego real por la libertad, los partidos políticos en el poder se han dedicado a controlar los medios de comunicación y a callar a los periodistas críticos. Sin apego real a la separación de poderes, sus dirigentes se han aplicado a seleccionar convenientemente aquellos jueces y fiscales plegados a sus políticas de ingeniería social.

La erosión nacionalista causada a la democracia en España ha sido posible por la carencia de sentido de Estado de toda una generación de políticos, herederos de las ideas de propaganda y de dirigismo social del régimen anterior, tanto en la oposición como en el poder.

Sin embargo, los atropellos a los derechos individuales a la vida, a la libertad, a la propiedad y a la igualdad ante la ley que están sufriendo cientos de miles de personas en regiones como el País Vasco, Cataluña y Galicia, deberían abrir los ojos a miles de ciudadanos sobre la importancia de recuperar the Rule of Law. Su voto inteligente será clave en las elecciones venideras para consolidar proyectos políticos que propugnen una reforma seria y profunda de la Constitución.

En escritos anteriores, analizamos algunas fórmulas que se pueden introducir en la Constitución como la tutela judicial efectiva sobre los derechos individuales, la independencia del Tribunal Constitucional, la introducción de garantías para la educación libre y el uso y enseñanza del castellano como lengua común, la legislación para evitar el secesionismo totalitario, el referéndum en las decisiones políticas trascendentales, la democracia interna en los partidos políticos, o un sistema electoral a doble vuelta.

Antes que permitir avanzar el paulatino cambio de régimen en España, se deberían debatir una propuesta que proponga garantizar la independencia del Consejo General del Poder Judicial con la reforma del artículo 122 , así como otra que dote de independencia al Fiscal General del Estado con cambios en el artículo 124, mediante el alejamiento de sus altos cargos y profesionales del ámbito político.

Reconstruir la separación de poderes y el Estado de Derecho en España va a ser una tarea difícil, pero esencial si queremos garantizar la convivencia pacífica sin límite en el tiempo.

En esa línea debemos seguir trabajando ya que, tal y como señala el profesor Pedro Schwartz en su ensayo En busca de Montesquieu, a pesar de los políticos intervencionistas "existen en la sociedad moderna tendencias espontáneas que la empujan hacia mayores grados de libertad. Ahora es el momento, pues, de intentar una reconstrucción del constitucionalismo liberal, cuyas bases echaron Montesquieu, Locke, Madison, Tocqueville y los demás grandes filósofos de la división de poderes".

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