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Miedo al Brexit

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Ojalá ocurra; ojalá otros países sigan pronto la estela al Reino Unido en el desmantelamiento del poder de la CE.

En unos días, los ciudadanos británicos están llamados a las urnas para decidir si quieren o no mantenerse en el seno de la Unión Europea (UE). Si optan por la separación se entrará en un periodo transitorio tras el cual se supone que el Reino Unido se separará formalmente de la Unión. Supongo, aunque no estoy seguro, que ello implicará que ya no tendrá representantes en el Euro-parlamento, ni funcionarios en la Comisión (al menos, no de alto nivel), ni estará vinculada por la ordenación jurídica comunitaria.

Como no puede ser de otra forma, diversos analistas avisan de la catástrofe que en términos económicos supondría el Brexit tanto para Reino Unido como para la UE. Por ejemplo, la gestora BlackRock estima que se podrían perder más de 100.000 empleos en la City porque las empresas allí presentes se tendrían que mudar a otras ciudades de la Eurozona. Más completo es el estudio de EIU, la división de análisis de The Economist, quien predice pérdida de valor de la libra de un 15% y disminución del PIB para 2020 de un 6% respecto al que hubiera obtenido de mantenerse en la UE, con 380.000 desempleados más que en este caso. Por su parte, Deutsche Asset Management, prevé que el crecimiento británico caerá en 2016 del 2 al 1,5% si Reino Unido dejara la UE.

Dicho empobrecimiento se debería, según los analistas, a la incertidumbre durante el proceso de negociación de las condiciones de salida, que posiblemente terminarían haciendo más complejo el comercio con los restantes países de la UE.

Ya en esta somera recapitulación se advierte que los efectos no parecen terribles (¿cómo sabe alguien cuál sería el PIB de UK en 2020 si permaneciera o no en la UE?), pero aún menos credibilidad presentan las causas que se postulan: ¿periodo de incertidumbre por las negociaciones?

Desde un punto de vista económico, el principal problema que podría producirse como consecuencia del Brexit sería la creación de barreras, además de las que puedan existir en este momento, al movimiento de personas, capitales o mercancías con los demás países de la UE. Pero esto no es una consecuencia inevitable del Brexit. Es más, no creo que ningún ciudadano de la UE estuviera a favor de dificultar las transacciones con Reino Unido aunque éste no formara parte de la UE. Por ello, no me parece una consecuencia creíble ni esperable, entre otras cosas porque la situación actual es de ausencia de barreras (más complejo sería eliminar la existencia de las mismas).

Objetivamente, los únicos perdedores a consecuencia del Brexit serían los políticos y funcionarios de la Comisión Europea (CE), pues ésta perdería la contribución de Reino Unido cifrada en unos 11.000 millones de Euros. Por tanto, el poder de dicha institución quedaría reducido, tanto en términos económicos, como en territoriales. Por razones duales, los únicos ganadores del Brexit serían los políticos y funcionarios de Reino Unido.

Por tanto, la decisión del Brexit se reduce a analizar de qué sistema y de qué políticos se fía uno más. Como es bien sabido, el sistema representativo en Reino Unido está mucho más cercano al ciudadano que el español o el europeo. El parlamentario británico es elegido a nivel de circunscripción y está relativamente mucho más disciplinado que su homólogo español o europeo, escondido en las cómodas listas cerradas. Consecuentemente, el político inglés tiende a ser más fiable, no porque sean mejores personas o algo así, simplemente porque están mucho más sujetos al escrutinio de sus electores. Y ello sin hablar del funcionamiento de la justicia.

Con un sistema así, yo tendría claro dónde prefiero que se gestionen mis 11.000 millones de Euros. Y también a quiénes prefiero para tomar (o no) las decisiones que regulan tantos aspectos de mi vida personal y económica. Por ello, no me extrañaría nada que triunfara el Brexit. Por el contrario, me extrañaría muchísimo que triunfara un hipotético “Espexit”, por la sencilla razón de que a día de hoy me fio más del sistema y políticos europeos que del español. A nivel UE hay al menos separación real entre legislativo y ejecutivo, y además tenemos al Consejo Europeo metido en las decisiones importantes creando así contrapesos adicionales al poder.

Entonces, parece claro que a los británicos les conviene el Brexit. Pero, ¿a los europeos? ¿No nos empobreceríamos como consecuencia de la salida de Reino Unido de la UE? La respuesta se ha dado ya en parte: mientras dicha salida no se traduzca en la erección de barreras comerciales inexistentes dentro de la UE, no cabe esperar reducción relevante en la actividad económica.

Sin embargo, hay un factor adicional con el que el Brexit beneficiaría a todos los ciudadanos europeos: la reducción relativa de poder de la CE. Ya se ha dicho que ésta perdería poder tanto territorial como económicamente. Visto desde otro punto de vista, la CE tendría que “competir” con el Reino Unido en condiciones para los ciudadanos en las que hasta ahora tenía el monopolio territorial. Si además el Reino Unido se situara en una posición menos intervencionista que la que se sufre en la UE, la creciente riqueza de nuestros ex -socios quizá forzara a la CE a revisar sus políticas económicas y hacerlas menos intervencionista a su vez.

Y de esta forma sí ganaríamos todos los europeos. Así que de miedo al Brexit nada; por el contrario, ojalá ocurra, y ojalá otros países sigan pronto la estela al Reino Unido en el desmantelamiento del poder de la CE. Incluso los que optemos por quedarnos en ésta nos beneficiaremos.

4 Comentarios

  1. Estoy en completo desacuerdo
    Estoy en completo desacuerdo con usted, primero descarto el argumento de los 11000 millones, no me parece significativo en relación con el PIB británico y de hecho no ha sido usado en la campaña, tampoco la libre circulación de bienes, mercancías, inversiones o personas han sido banderas de los partidarios del BREXIT, al contrario han arraigado sobre la explotación del nacional-populismo (la recuperación de una soberanía autárquica y el rechazo a la inmigración intraeuropea), lamentablemente el BREXIT cabalga la misma ola que otros movimientos nacional-populistas europeos aparentemente imparables, su triunfo abriría una era en la que prevalecerían, no los valores de la libertad, sinó de un insoportable colectivismo patriotero y de posibles conflictos entre estados reforzados por una nueva legitimidad. Francia, Austria, Dinamarca y otros están en esa vía, y la historia muestra cuan peligrosa es la aventura. Sin duda hay que desburocratizar y despolitizar la UE pero que sea para avanzar en la libertad y no para enfrentarnos a burocracias políticas nacionales reforzadas.

  2. Antes de la UE ya había
    Antes de la UE ya había emigrantes españoles y había fábricas de Ford, Renault o Citroën en España. Del mismo modo que ahora mucha producción de Renault está en Marruecos.

    Lo que no había es un dumping laboral salvaje como el que se está produciendo ahora en muchos países, con inmigrantes del este que siguen cotizando y «pagando» impuestos de renta en sus países, aunque sus trabajos se desempeñen íntegramente en los países occidentales. Claros ejemplos como camioneros húngaros o albañiles rumanos en el Belenux.

    Pero lo más sangrante es el apartado regulatorio. Con impuestos «mínimos», no se puede bajar el IVA del 15%, y con microgestión de aspectos locales desde Bruselas hasta el absurdo, con su megaburocracia correspondiente.

    Un Brexit daría impulso a otros países para cuestionar esa megaburocracia. Un Stay, por el contrario, podría reforzarla, porque los que mandan no aprenden.

  3. El Brexit, se consuma o no,
    El Brexit, se consuma o no, es la rotura del consenso sobre la incuestionable bondad de la Unión Europea como fórmula de concordia y prosperidad para los herederos de las potencias europeas que desencadenaron dos guerras mundiales. Una unidad económica y política que procura el Estado de bienestar se ha tornado en el bienestar de una burocracia que exige soberanía a cambio de un mar de legislación y cada vez más impuestos.
    La Unión Europea está en crisis con o sin Brexit. Las crisis pueden ser una oportunidad o un riesgo, lo que son seguro es un marrón para los protagonistas.

  4. No es bueno para nadie y
    No es bueno para nadie y menos para España atacada por un partido emergente Podemos financiado inicialmente desde Venezuela y la república de Irán y facilitado su transito por la sexta . Pero la votación es consultiva por tanto sometida a negociaciones y dilaciones que pueden durar una o dos años negociaciones imprevisibles. Conocido es la fuerte dependencia de nuestro sector turístico de los ingleses y de nuestras exportaciones y empresas nos veríamos decididamente afectados. De otro lado es cierto que la UE tiene una enorme burocracia llena de funcionarios y políticos muy bien pagados algo que es como una corrupción pasiva de la que participamos muchas de las naciones de la unión repleta de una clase social el funcionario.


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