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Un troyano llamado ONG

Publicado en Libertad Digital

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Cuando la gente de buena fe lee las siglas ONG piensa en instituciones independientes cuyos miembros y simpatizantes dan su tiempo y sus recursos para tratar de hacer el bien a lo largo y ancho del mundo. No quiero negar que tales organizaciones puedan existir. Sin embargo, esas tres siglas esconden de forma habitual a las organizaciones más estatistas y, por lo tanto, enemigas de la libertad individual que uno se pueda encontrar. Paradójicamente las ONG´s suelen ser las organizaciones más financiadas así como las más influenciadas por los gobiernos. Simultáneamente, uno se encuentra bajo ese paraguas con toda clase de organizaciones paragubernamentales candidatas a edificar o controlar aparatos estatales.

Por fortuna, en los últimos años se ha ido abriendo paso la verdadera naturaleza de la mayor parte de estas organizaciones y su imagen es cada vez menos inmaculada. Todo el mundo ha podido comprobar la hipocresía del movimiento anti-globalizador, constituido en torno a una marea de ONG´s, que se auto erige en defensor de los pobres mientras que les aplasta con barreras comerciales. También resulta cada vez más patente que las ONG´s del movimiento ecologista y neomalthusiano adoran los microbios y detestan al hombre. Todo esto ha provocado que más de uno se plantee primero cómo se financian estos chiringuitos y, después, cómo es posible que sus impuestos hayan ido a parar a esas manos.

La N no la llevan entre la O y la G porque crean que la solución a los problemas sociales está en la esfera de las relaciones voluntarias y privadas. En absoluto. Lo que ocurre es que piensan que no son los gobiernos sino ellos quienes han de gastar el dinero de los ciudadanos; al menos hasta que ellos hayan tomado el gobierno. Por otra parte, la relación entre las ONG´s y los gobiernos es de refuerzo mutuo. El estado crece y se crece al calor de las ONG´s, y tanto el poder como la financiación de las ONG´s crece a la sombra de los gobiernos. En nuestro país esta simbiosis se ha podido comprobar con la organización Solidaridad Internacional. Su presidenta, Leyre Pajín, fue nombrada secretaria de estado de cooperación internacional. Acto y seguido, su antigua organización pasó de ser la séptima a ser la segunda más agraciada con las dádivas públicas. Pero, al mismo tiempo, la legitimidad extra que otorga una “altruista” como Pajín sentada en el sillón oficial ha ayudado a expandir el presupuesto de la secretaría.

Sin embargo, lo de las ONG´s tiene todavía más tela. Hace tiempo que se convirtieron en pieza clave no sólo para aquellos colectivos que quieren financiar sus actividades con el dinero del prójimo sino para aquellos cuya finalidad es someter a la ciudadanía a sus desvaríos particulares a través de la conquista del estado. No hay más que echar un vistazo al entorno de ETA o al de las reuniones del Foro Social para comprobarlo. También Al Qaeda, como organización estrella del firmamento terrorista, ha comprendido perfectamente la importancia de las ONG´s para financiarse y llegar a controlar los estados. En España, con anterioridad al 11-M la policía había identificado a 10 organizaciones benéficas de carácter humanitario infiltradas por el terrorismo islámico. De hecho se sabía que Al Qaeda no sólo había infiltrado ONG´s en territorio español sino que había logrado crear sus propias ONG´s pantallas y lograr el apoyo de otras amigas. Su red de ONG´s ha debido de ser tan amplia a escala internacional que la grupo terrorista ha tenido un coordinador para estas organizaciones.

Resulta evidente que una gran parte de las ONG´s se han convertido en el coladero de los nuevos totalitarismos. Las revueltas incendiarias del año pasado en Francia no se entienden sin la estructura organizativa de las ONG´s. Aquellos sucesos fueron una demostración de su elevado nivel de organizativo y de hasta qué punto han tenido éxito. Se han convertido en estados dentro del estado. Y si vivir bajo el poder de un estado ya es sofocante, hacerlo bajo el de dos no hay quien lo aguante. Se presentan con una tarjeta de visita que le integra en el ámbito privado de la sociedad cuando, en realidad, la mayoría sólo pretende destruirlo. Se trata de un troyano para el que sólo hay un antivirus: El liberalismo.

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