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Chanchullos políticos, pérdidas totales

Publicado en Libertad Digital

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Primero pongámonos en situación. La política de Kirchner en Argentina se caracteriza por el intervencionismo feroz: impone tarifas e impuestos, precios máximos, leyes contra el comercio y la sociedad, multas, crea crisis energéticas, hace aumentar la incertidumbre financiera. Incluso consiente abiertamente la violencia callejera. Esta situación ha creado la continua retirada de grandes empresas del país. La última víctima ha sido Aguas de Argentina.

Después de largas negociaciones infructuosas y del uso de una política de desgaste por parte del gobierno, Kirchner ha logrado que los principales accionistas de Aguas de Argentina se retiren del país: la empresa francesa Suez y la española Aguas de Barcelona (Agbar). Suez (que es el primer proveedor de energía y servicios industriales de la Unión Europea, décimo productor de electricidad del mundo, sexto operador de gas europeo y segundo en agua y tratamiento de residuos) dice que el intervencionismo político es inaguantable; se va de Argentina. Agbar hará lo mismo que Suez (ya que Suez es el primer accionista, indirectamente, de Agbar). Ante la desastrosa política de Kirchner y su incumplimiento de contrato, Suez probablemente presentará una demanda contra el gobierno argentino por 100 millones de dólares. Sí, el intervencionismo provoca estos resultados.

¿Y qué tienen que ver aquí los impuestos de los españoles? Kirchner y Zapatero se encontraron en Nueva York a razón de la última Asamblea de Naciones Unidas. El presidente argentino aprovechó para pedir a Zapatero que interviniese en la disputa para que Agbar no abandonase Aguas de Argentina. Kirchner también quería hablar con Dominque Villepin, primer ministro francés, pero éste, con razón, no lo recibió. Según dijo Villepin, el conflicto empresarial entre Suez y el gobierno argentino no es incumbencia del estado de Francia.

Zapatero, que antepone su esnobismo y amistades personales al dinero de los españoles, podría adquirir una participación de Aguas de Argentina a través de la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI). ¿Y qué significa esto? Que el estado español se dedicaría a regalar el dinero al gobierno argentino para mantener un mercado politizado, rígido e ineficiente. El agua en Argentina es necesaria, sin duda, pero la peor manera de gestionarla es manteniendo intromisiones políticas que sólo llevan a la miseria de todos, de argentinos y posiblemente de españoles también.

Lo que tendrían que preguntarse políticos como alias “Factor K” y “ZP” es por qué Suez y Agbar quieren irse corriendo de Argentina, y también, por qué Agbar se va a retirar de casi toda América Latina (Uruguay, Colombia, Brasil, México y Cuba) debido a las fricciones con los gobiernos locales, es decir, debido al intervencionismo.

No hace falta ser un genio: el intervencionismo causa pobreza. Piensen por qué Agbar sólo quiere permanecer en un solo país de América Latina, Chile, curiosamente el país más liberal de toda la región. ¿Tal vez la libertad de mercado, aunque discreta, es la única que nos asegura el bienestar y riqueza? Las evidencias hablan por si solas.

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