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Cuba como modelo

Publicado en Libertad Digital

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No sé cómo les irá a los animales salvajes, que tanto importan al Fondo Mundial para la Vida Salvaje (WWF), con el modelo socioeconómico del país caribeño pero a los seres humanos les produce una espantosa alergia.

Según estos admiradores de la interminable sostenibilidad del socialismo real cubano el planeta está al borde de la catástrofe: "la Humanidad utilizará el equivalente a los recursos naturales de dos planetas en el año 2050, si es que esos recursos disponibles no se han agotado para entonces" (sic). El movimiento ecologista lleva décadas anunciando grandes desastres para financiar unos proyectos más políticos que ecológicos y, como muestra un reciente informe del Observatorio de Medios, la práctica parece estar en pleno auge en nuestro país.

En los años 70 Paul Ehrlich, el gurú de Al Gore, afirmaba en base a las mismas teorías que "antes del año 2000 unos 65 millones de norteamericanos perecerían por inanición." El Club de Roma, por su parte, nos anunciaba un gran colapso para mediados de este siglo. Como nadie anuncia una catástrofe si no es para decir que tiene la redentora solución, nos explicaron que había que había que congelar las inversiones y el crecimiento de la población con medidas brutales. Por eso no es sorprendente que WWF también vea en el crecimiento de la población uno de los principales problemas de la actualidad. No entienden que cuando sólo habían unos miles de habitantes en el planeta la escasez era insoportable y que precisamente ha sido gracias al aumentó de la población en un entorno de libertad de comercio y división del trabajo como se ha reducido paulatinamente.

En 1798 Robert Malthus ya afirmó que, a finales del siglo XIX, 70 millones de personas morirían en Inglaterra debido a que la población crecería más deprisa que la producción alimenticia. Como decía Carl Menger, fundador de la Escuela Austriaca de Economía, el problema de Malthus consistía en que no entendía lo que era un bien económico y, por lo tanto, no podía saber qué era la escasez, cómo reducirla y cómo generar riqueza. WWF y todos los neomaltusianos combinan esa misma ignorancia con la fatal arrogancia del ideario intervencionista.

En Los Límites del Crecimiento El Club de Roma afirmaba que la sostenibilidad "requiere poner en tela de juicio muchas libertades humanas". Ahora WWF nos muestra que Cuba es el ejemplo a seguir.

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