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El ‘Plan Marshall’ chavista sólo sirve para afianzar la dictadura en Cuba

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Reino Unido, Francia y Alemania recibieron del Plan Marshall menos que lo que ha entregado el régimen chavista a la dictadura castrista.

Esta semana se cumplen 70 años del inicio del Plan Marshall, el titánico programa de ayuda de EEUU para reconstruir una Europa devastada por la II Guerra Mundial y que se prolongó tres años, hasta 1951. Visto en perspectiva, sin embargo, no fue tan fastuoso. Alemania, por ejemplo, recibió el equivalente a 14.000 millones de dólares actuales, una tercera parte del dinero que ha dilapidado el régimen chavista de Venezuela en el sostenimiento de la dictadura de los hermanos Castro en Cuba.

El Plan Marshall destinó en tres ejercicios, del 1948-1949 al 1950-1951, 13.300 millones de dólares (el equivalente a 128.000 millones de dólares actuales, según cálculos de Inflaction Calculator) a los 17 países destinatarios (incluyendo un Estado Libre de Trieste que dejaría de existir en 1954). Esta cifra es muy similar a los 110.000 millones que el Departamento de Estado de EEUU va a dedicar en 2019 a la cooperación con América Latina, una región con serios problemas pero que no ha sido devastada por la mayor guerra conocida por el hombre. El mayor receptor de ayudas fue Reino Unido, al que le asignaron el equivalente a 31.640 millones de dólares actuales. Le siguieron Francia, unos 22.040 millones actualizados, y Alemania, con cerca de 14.000 millones de dólares de hoy.

Cualquiera de estos tres países recibió de Washington menos que lo que ha entregado el régimen chavista a la dictadura castrista. Desde 2000, Venezuela ha transferido a Cuba 40.000 millones de dólares, entre divisas estadounidenses y petróleo, según publicó Konzapata.com. Esta cifra, de hecho, casi triplica a la parte del Plan Marshall que le correspondió a Alemania.

La disparidad en los resultados obtenidos, sin embargo, salta a la vista. Alemania se convirtió en pocos años en el motor de Europa y en una de las grandes potencias económicas del mundo. En la década de los 50, conocida como la del Milagro Alemán, el PIB germano registró incrementos anuales en torno a 8% y la producción industrial creció cerca de 11% en cada ejercicio. Cuba sigue sumida en la miseria sin perspectivas reales de mejora mientras no se desmantele el sistema comunista.

Otra diferencia se encuentra en los países donantes. Mientras en esos años EEUU vivió una etapa de prosperidad y afianzamiento, la economía venezolana se ha ido deslizando hacia el precipicio.

No habrá ‘milagro cubano’ mientras siga el castrismo

La clave del Milagro Alemán no estuvo en la ayuda estadounidense. Como ha señalado a ALnavío el periodista español José Carlos Rodríguez, experto en historia de EEUU y en las relaciones entre este país y Europa, “la aportación del Plan Marshall al crecimiento de Alemania fue mínima. De hecho, este país creció a ritmo muy superior al de Reino Unido y Francia, que recibieron mucho más”.

La mejoría económica se debió en buena medida a que las autoridades germanas ignoraron los consejos de los asesores enviados por Washington, todos keynesianos y entre los que destacaba John Kenneth Galbraith. Este último era partidario de mantener controles de precios, algo que impusieron los estadounidenses al ocupar el país.

El entonces ministro de economía, Ludwig Erhard, aprobó un decreto de liberalización de precios. Rodríguez recuerda una anécdota al respecto. El general estadounidense Lucius Clay, responsable de la Administración militar impuesta por los Aliados occidentales sobre las zonas bajo su control, le dijo a Erhard que sus asesores sostenían que al poner fin al control de precios estaba cometiendo un error. El alemán respondió: “Mis asesores dicen lo mismo”. A pesar de eso, siguió adelante y los resultados fueron óptimos.

El Milagro Alemán no fue por tanto producto del Plan Marshall. De hecho, este consistía básicamente en que el Gobierno de EEUU pagaba a empresas de su país por bienes que exportaban a Europa. El dinero destinado a tal fin después tuvo que ser devuelto a Washington por parte de los países que lo recibieron.

Todo esto no tiene nada que ver con la ayuda venezolana a Cuba. Los 40.000 millones de dólares aportados por la república bolivariana han sido a fondo perdido. Sabedores de que no tendrían que devolver un solo centavo, Fidel Castro primero y después Raúl Castro no han hecho esfuerzos reales para mejorar la situación en la isla. Más allá de pequeños cambios cosméticos, como permitir ciertas actividades por cuenta propia, no han puesto en marcha las medidas económicas y políticas necesarias para llevar al país hacia un régimen de libertades políticas y económicas (ambas deben ir unidas).

El producto de la cerrazón en el mantenimiento del sistema comunista, que ya preparaba los mecanismos para perpetuarse en el tiempo (Ver más: Por qué Raúl Castro decidió retirarse el próximo 19 de abril), es que Cuba sigue estando caracterizada por la miseria y la represión política. Lejos de ayudar a mitigar esa triste realidad, los 40.000 millones de dólares regalados por el chavismo tan sólo han servido para afianzarla. Y no sólo eso. Estos males antes típicamente cubanos ya forman también parte de las señas de identidad de la Venezuela bolivariana.

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