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El regulador grande, ande o no ande

Publicado en Voz Pópuli

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Este viernes, el primer Consejo de Ministros tras las vacaciones nos trajo un nuevo ente, elmega regulador. En la rueda de prensa posterior, Soraya Sáenz de Santamaría anunciaba el nombramiento de José María Marín Quemada, actualmente vocal del Banco de España, como Presidente de este ‘jovencito Frankenstein’ institucional. 

Supervisores reunidos, jamás serán vencidos 

Y digo ‘jovencito Frankenstein’ porque esta CNMC (Comisión Nacional del Mercado y la Competencia) reúne a las ocho comisiones nacionales que regulaban hasta ahora el mercado de valores, de la energía, de las comunicaciones, y los sectores ferroviario, postal, aeroportuario, de medios audiovisuales y el regulador de la competencia.

Por supuesto que, como explicaba la vicepresidenta, va a suponer un ahorro de puestos directivos de un 40% y de gasto cercano al 30%.

Realmente no sé si es una buena noticia. Hasta ahora pongo en duda el funcionamiento de los reguladores como potenciadores del funcionamiento de la competencia en los mercados y la supervisión de los mismos. Hay que recordar, por poner un ejemplo, lo que la CNMV no hizo para evitar el engorde y posterior estallido en plena cada de las carteras de los españoles de las cajas de ahorro, los activos tóxicos, etc. No sé si ahora que formado un ‘combo regulador’ van a funcionar mejor.

Además, Sáenz de Santamaría ha explicado cuál va a ser la formación que se va a proponer al Parlamento en unos días, destacando la independencia de la institución respecto al Gobierno.

Una independencia, sin embargo, que no impide que se repartan los sillones en el consejo de dirección entre los partidos políticos: 6 para el partido del gobierno, 6 para la oposición. Y de los 6 de la oposición serán 2 para el PSOE, y uno para cada una de las demás formaciones políticas: IU, CiU, los nacionalistas catalanes y los nacionalistas vascos. Todo muy independiente de la vida política y sus tensiones con el más puro afán de que esos mercados y sectores excepcionales funcionen a las mil maravillas. Por supuesto, ya ha habido voces de los opositores que trataban de rascar vocales en el consejo. Tanto esfuerzo por el bien común de espaldas a los intereses partidistas es conmovedor. Una vergüenza, en resumen. 

Mercados sin competencia, mercados esclavos

Y no es que tales reducciones en términos de altos directivos y de presupuesto no sean importantes. Al revés, lo que me planteo es que si se puede funcionar con un mega regulador, porqué no los unimos antes.

El tema es más de fondo. Se trata del sentido mismo de las comisiones nacionales de la regulación de mercados. Lo que te explica la teoría es que como son mercados donde no se puede alcanzar una provisión óptima, que supuestamente es la que ofrece la competencia perfecta, es necesario la existencia de un supervisor que asegure la eficiencia, es decir, que regle los precios y cantidades con los calculados a priori. Se trata, desde luego, del concepto tradicional y está tico de eficiencia, no del concepto más acertado de eficiencia dinámica, tal y com lo explica Fernando Herrera en su libro Mitos sobre la regulación de los mercados.

Pero de todos los entes sumados en patchwork por el gobierno de Rajoy, el que más me llama la atención es la Comisión de Regulación de la Competencia. Su importancia es tal que habrá una sala específica para ello, y otra sala para los sectores regulados.

Lo que nos venden a los ciudadanos es que la competencia sin regulación es el caos. No vale con que existan leyes que eviten comportamientos colusivos de empresas que no quieren competir. Es necesario que alguien supervise. Pero ninguno de los responsables de ese organismo supervisor se juega nada si se incumple la misión. Y si el Tribunal de Cuentas funciona con tanto retraso, ¿por qué voy a pensar que en este caso las cosas van a ser diferentes?

Además, aunque el verbo "supervisar" sugiere la idea de un vigilante del patio del colegio que no se mete en los juegos de los niños (el funcionamiento del mercado) sino que se limita a evitar conflictos y comportamientos violentos, la realidad es otra. El gobierno interviene. Y el mega regulador, cuyo consejo directivo depende del "favorcete" prestado por un partido político, con intereses electoralistas a corto plazo, no va a ser imparcial. No lo es habitualmente.

Me pregunto qué cara pondría Adam Smith para quien la competencia era el reno que aseguraba que no se darían monopolios y abusos. Porque, y esto es lo relevante, la competencia es la criptonita de los privilegios. Y lo que tenemos es lo opuesto: el reinado de las mil y una arbitrariedades.

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