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Liberalicen las farmacias ya

Publicado en Libertad Digital

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También existen los microoligopolios de empresas con un tamaño más reducido pero que salen igualmente beneficiadas por el régimen regulatorio aprobado por nuestros políticos: por ejemplo, el sector de las farmacias.

Cuando hablamos de oligopolios legales es habitual pensar en grandes corporaciones empresariales que obtienen el favor del poder político para expoliar a los ciudadanos. Y, ciertamente, tales megaoligopolios privilegiados existen en muchos rincones de nuestro Ibex 35. Sin embargo, también existen los microoligopolios de empresas con un tamaño más reducido pero que salen igualmente beneficiadas por el régimen regulatorio aprobado por nuestros políticos: por ejemplo, el sector de las farmacias.

Hace unos días, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) publicó un devastador informe contra la actual regulación del sector, esencialmente diseñada para favorecer «los intereses privados de los farmacéuticos titulares de oficinas de farmacia que, gracias a estas restricciones, no se enfrentan a la competencia de otras oficinas de farmacia y perjudica a los pacientes, que podrían obtener beneficios en forma de mayor calidad del servicio, menor distancia recorrida para la obtención del medicamento o menor precio de los medicamentos no sujetos a prescripción médica, si hubiera competencia entre los distintos establecimientos». No en vano, en España hay unas 20.000 farmacias que terminan convirtiéndose en negocios exclusivos y dinásticos, excluyendo del mercado a cerca de 35.000 farmacéuticos que no tienen posibilidad de competir contra ellas arriesgando su propio capital en abrir nuevas farmacias que presten mejores servicios al público (dicho de otra forma: aunque en España no cupieran más de 20.000 farmacias, eso no significa que deban estar regentadas por los actuales farmacéuticos en lugar de por otros que también desean entrar en ese sector).

Tras analizar minuciosamente las diversas normativas que restringen la competencia en el sector de las oficinas de farmacia, la CNMC concluye con estas recomendaciones básicas:

  • Mayor libertad de acceso al mercado. La CNMC propone suprimir las restricciones relativas al establecimiento de una nueva farmacia, siguiendo el modelo actualmente vigente en Navarra. En particular, propone eliminar aquellas limitaciones referidas a la distancia mínima obligatoria y al número máximo de farmacias por módulo de población (a día de hoy, y con carácter general, sólo puede abrirse una botica cada 2.800 habitantes y con una distancia mínima de 250 metros entre sí). Ambas regulaciones tienen como propósito asegurar un mercado cautivo mínimo al farmacéutico, de modo que su negocio siga siendo rentable, especialmente en zonas despobladas, donde el volumen de negocio es reducido. Sin embargo, no hay evidencia alguna de que el marco actual esté permitiendo una mayor penetración de la red de farmacias que una regulación alternativa que se limitara a fijar el número mínimo de farmacias por núcleo de población o a permitir que sean los médicos quienes dispensen los medicamentos en las zonas rurales donde resulte menos rentable abrir una farmacia. No en vano, Navarra ha optado por fijar ese número mínimo de farmacias por núcleo de población (sin limitar el máximo), y el número medio de establecimientos farmacéuticos en los municipios de menor tamaño es mayor que en el resto de España.
  • Mayor libertad en el ejercicio de la actividad. La CNMC recomienda ampliar el tipo de titulaciones que habiliten para ejercer el oficio de farmacéutico y, a su vez, incrementar los canales de venta de los medicamentos; a saber, permitir que, al igual que sucede en Alemania, Dinamarca o Finlandia, los medicamentos sin receta puedan venderse en cualquier establecimiento comercial y a través de internet, y que los medicamentos con receta puedan venderse por la red con la mera presencia de un técnico competente que asegure su calidad (sin necesidad de que la página web sea propiedad de una farmacia física). Asimismo, también propone liberalizar completamente el descuento aplicable a los medicamentos sin receta (actualmente limitado al 10% del PVP). Todo ello lograría añadir presión competitiva a todos los establecimientos farmacéuticos, forzándoles a mejorar la calidad del servicio o a reducir el precio de los medicamentos sin receta.
  • Mayor libertad en la propiedad de farmacias. Actualmente, sólo los titulados en Farmacia pueden ser propietarios de un único establecimiento farmacéutico. La CNMC propone que cualquier empresario pueda invertir en ellas (o, como mucho, con las mismas regulaciones establecidas para que un empresario invierta en un hospital privado), así como eliminar las trabas a su integración horizontal y vertical; es decir, que un mismo empresario pueda ser dueño de más de una farmacia (permitiendo la creación de cadenas farmacéuticas que optimicen recursos, diversifiquen riesgos y aprovechen economías de escala en la distribución, almacenamiento y administración) y que los laboratorios farmacéuticos también puedan ser propietarios de las oficinas de farmacia (aprovechando, de nuevo, las economías de escala, reduciendo los costes de aprovisionamiento y de captación de información del usuario final, y permitiendo una mayor innovación en el modelo de desempeñar el servicio).
  • Mayor libertad de horarios. Aunque actualmente se permite que las farmacias abran más allá del horario mínimo establecido por ley, tal posibilidad es regulatoriamente muy rígida (las farmacias tienen que elegir módulos mínimos de horarios adicionales y mantenerlos durante un año). La CNMC propone liberalizar completamente los horarios por encima de los mínimos de apertura y turnos fijados por ley.

En suma, España necesita mucha más libertad farmacéutica, no sólo para prestar un mejor servicio a los usuarios en forma de una oferta de dispensación farmacéutica más amplia y variada, a saber, mayor «calidad y comodidad del servicio, horarios de apertura más adaptados a los pacientes, mayor variedad de tipos de farmacia, incluida la distribución online, así como en la cuantía de los descuentos sobre el precio de los medicamentos publicitarios». También la necesita para permitir que todos aquellos profesionales capacitados para regentar una farmacia tengan la opción de hacerlo fuera del reparto cerrado y arbitrario de licencias por parte de nuestros burócratas (con las consustanciales corruptelas familiares implicadas en tal reparto). Si incluso un organismo como la CNMC aboga por profundas liberalizaciones en nuestro modelo de farmacia es que resulta urgente acometerlas para adaptarlo a los nuevos tiempos.

Ahora sólo queda que nuestros políticos no cedan, como llevan décadas cediendo, ante las presiones del lobby farmacéutico y de las organizaciones anticonsumidores. Por desgracia, todo parece indicar que seguirán siendo más receptivos ante las soflamas de estos grupos de interés organizados que ante el interés disperso de millones de ciudadanos desorganizados.

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