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Licencia para contaminar

Publicado en Libertad Digital

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Ni siquiera la especial sensibilidad que hay en la región murciana con los desmanes socialistas tras derogar el trasvase (además de otras infraestructuras aprobadas por el gobierno anterior) y ahuyentar a los empresarios solventes a golpe de tránsfuga, ha merecido el detalle de que se guarden las formas en la manera de hacer negocios por estos predios.

La sombra que el tripartit proyecta sobre España, alimentada por un nuevo estatuto que consagra la supremacía de la Generalidad sobre el resto del orden jurídico-político, anuncia un nuevo modelo de desarrollo asimétrico. Yerran quienes suponen que Carod nos quiere reducir a una especie de clientela dócil para los negocios catalanes. Si fuera sólo eso, siempre nos quedaría el derecho de comprar sólo determinados productos o volver a la autarquía y comerciar únicamente en nuestro mercado local, es decir, Europa entera excepto las nacionalidades que se automarginan. No. En la hoja de ruta que el tripartit ha pegado en la frente del Condonado, ese nuevo Castelar cuya capacidad discursiva se pudo apreciar tras el Consejo de Ministros de la semana pasada, cada región española tiene un papel asignado como proveedor cualificado o cliente preferente según este modelo de colonialismo postmoderno a la catalana.

Y mientras tanto, en este caso concreto, el Ministerio de Medio Ambiente no dice esta boca es mía. Se trata de una central altamente contaminante funcionando a todo trapo (produce el 3,5% de la energía eléctrica total del país), emitiendo gases a la atmósfera y lanzando vertidos al mar sin el permiso de la Sra. Narbona, la misma que denunció, poniendo el grito en el cielo, que los agricultores murcianos regaban las lechugas con aguas fecales.

Pero dejemos aquí la denuncia, no sea que Fornesa lance una OPA hostil a la región murciana entera y se quede con el fuero y el huevo. Sería un caso inédito en la historia del derecho público, pero con toda seguridad el Castelar de Córdoba le encontraría un apaño jurídico. ¿El nuevo presidente murciano en este supuesto cada vez menos hipotético? Francesc Vendrell, naturalmente.

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