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Mauricio Macri frena la incorporación de Argentina al auge de las aerolíneas ‘low cost’

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Macri mantiene en el sector del transporte aéreo el proteccionismo kirchnerista.

América Latina ha vivido durante décadas dando la espalda al fenómeno de las aerolíneas low cost, que han revolucionado el panorama del transporte aéreo en Estados Unidos y, posteriormente, Europa, Asia y parte de Medio Oriente. Las cosas están, sin embargo, comenzando a cambiar también en Centroamérica y Suramérica. La expansión de las compañías de bajo coste en el Viejo Continente llegó de la mano de la progresiva liberalización del sector en esa zona del mundo. Y lo mismo está ocurriendo en diversos países iberoamericanos.

La irrupción de las low cost ha supuesto, allá donde se ha producido, una auténtica democratización del transporte aéreo de pasajeros. Los billetes de avión han dejado de tener unos precios tan elevados que hacían de ellos un lujo al alcance de unos pocos. Millones de personas en decenas de países se han beneficiado de ello, aunque también hay perdedores. Estos últimos no son otros que las compañías tradicionales, que ven cómo reducen paulatinamente su peso ante una competencia cada vez más dinámica.

Eso es algo que saben bien en Latam Airlines, firma líder en América Latina. Su cuota de mercado en los países donde opera ha caído en los dos últimos años. El descenso más suave, de tan solo un punto, fue en Perú y Colombia. El más abrupto fue en Ecuador, de nueve puntos. El grupo debe hacer frente al avance de unas low cost que se produce a pesar de que la tónica general en la región es la regulación extrema que dificulta el crecimiento de la competencia.

Las excepciones hasta ahora han sido Chile y Panamá, los únicos países con un mercado aéreo maduro, si bien en otros puntos se estaba avanzando hacia una cierta liberalización del sector. Es el caso, sobre todo, de Brasil, México y Colombia.

Nuevas rutas y aerolíneas en Argentina

Con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada a finales de 2015 se daba por hecho que éste pondría punto final a la política de protección extrema de la renacionalizada Aerolíneas Argentinas que impuso el kirchnerismo. En febrero de este año, en lo que parecía una confirmación de lo esperado, la Administración de Aviación Civil del país austral daba su visto bueno a la apertura de 135 nuevas rutas, que serían operadas por cinco compañías. Se trata de Andes Líneas Aéreas(la única de ellas que ya ofrecía vuelos regulares en el país), American Jet, Alas del Sur, FlyBondi y Avianca Argentina (filial de la colombiana Avianca).

Resulta significativo que cuatro de las firmas sean de origen argentino, lo que demuestra que los grandes grupos internacionales no confían todavía lo suficiente en las promesas de liberalización del sector.

Y no faltan motivos para esa desconfianza. La semana pasada se conocieron algunas de las condiciones que se van a imponer a los nuevos operadores aéreos en el país austral. Una de ellas es que no podrán ofrecer billetes con un precio menor que el que haya fijado para los más baratos de Aerolíneas Argentinas en similares condiciones. El Estado seguirá fijando unas tarifas mínimas que impedirán competir en ese terreno.

Proteccionismo maquillado

Macri mantiene en el sector del transporte aéreo el proteccionismo kirchnerista, si bien lo hace maquillándolo para que no resulte tan evidente. Lejos de cumplir sus promesas liberalizadoras, apuesta por un nacionalismo económico destinado a defender a unas ineficientes y endeudadas Aerolíneas Argentinas a costa del bolsillo de los ciudadanos.

Las nuevas compañías no solo no tendrán libertad de fijar sus precios. Además, como ya le ocurre a Latam, tendrán que competir con una empresa estatal que recibe fuerte subvenciones (si bien se han reducido en un 50% en un solo año al fijarse en 170 millones de dólares / 143,75 millones de euro, para 2017).

Aerolíneas Argentinas es un negocio ruinoso, alimentado artificialmente desde el poder a costa de los contribuyentes. Entre 2009 y 2015, el Gobierno argentino le concedió cada año una ayuda media de 678 millones de dólares (573,36 millones de euros). Es cierto que Macri ha rebajado esas ayudas de forma abrupta, y que busca que la empresa deje de ser deficitaria en 2019 o 2021. Pero eso no oculta que sigue optando por un proteccionismo que terminan pagando los consumidores y el conjunto de ciudadanos a través de diferentes vías. El nacionalismo económico tan solo logrará seguir perjudicando al conjunto de los argentinos.

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