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¿Renunciaría usted al petróleo?

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¿Está usted de acuerdo con las prospecciones de petróleo autorizadas a la multinacional Repsol frente a las costas de nuestras Islas?». Esta es la pregunta que quiere realizar el presidente canario a los isleños con la intención de convertir al archipiélago en el primer lugar del mundo que renuncia a explotar al máximo sus recursos energéticos. Dos son los argumentos principales que esgrimen los nacionalistas, socialistas y ecologistas contra la búsqueda de tan preciada fuente energética: no generará riqueza y un accidente podría provocar una catástrofe ambiental y económica para unas Islas que se sustentan principalmente del turismo.

Afirmar que el petróleo, en el caso de que existiera, no dejará riqueza es sospechoso. Puede que no deje nada para el bolsillo de los políticos y activistas que están en contra de su uso, pero los estudios más conservadores dicen que se crearían en torno a 5.000 empleos, cosa que en una región con un paro de más del 30% no viene nada mal. Además, el valor final de mercado estaría en torno a 3.000 millones anuales, el 10% del consumo de petróleo de nuestro país, lo que previsiblemente llevaría a una bajada en el recibo de la luz. Pero es que, incluso, si el presidente del Gobierno de Canarias empleara el tiempo que dedica a entorpecer la búsqueda de riqueza en conseguir un royalty sobre la explotación para los canarios, las consecuencias serían aún mejores.

Por otro lado, asustar con un accidente que sería una catástrofe para nuestro medio ambiente y turismo es paranoico. El riesgo cero no existe y pretenderlo llevaría al colapso económico, pues precisamente nos pasamos el día asumiendo riesgos para intentar mejorar nuestra calidad de vida; pero es que la posibilidad de accidente según los expertos del Ministerio de Medio Ambiente y Energía es del 0,003%. Por ello, es mínima o insignificante, y en el caso de producirse los daños serían reversibles. Pero es que, además, el modelo de turismo de calidad y explotación petrolífera convive en multitud de lugares. En Sicilia y el Adriático existen más de 100 plataformas; Noruega es uno de los principales destinos turísticos por su riqueza natural y a su vez es el mayor proveedor de petróleo y gas de Europa; y las paradisíacas playas californianas y caribeñas están repletas de plataformas petrolíferas. Por ello, si el presidente de Canarias hiciera bien su trabajo, la consulta debería ser: ¿Está usted dispuesto a renunciar a un royalty anual y a los beneficios que tendríamos los canarios asumiendo un riesgo mínimo si la multinacional Repsol, jugándose su propio dinero, encontrara petróleo en nuestras Islas? Apuesto a que la mayoría de canarios votarían que no.

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