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‘Austria, tenemos un problema’… o qué deberíamos aprender de los conservadores

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La gente común no está interesada en el debate del anarcocapitalismo frente al gobierno limitado.

Recientemente agregué subtítulos y subí un video a mi canal SpanishLibertarian que creó cierta controversia.

Este video fue bastante diferente de lo que suelo subir ya que se trata de una crítica de un conservador al libertarismo. Y sí, aunque nos consideramos los seres humanos más honestos, racionales y amantes de la libertad en la tierra, todavía tenemos sentimientos fuertes, y no nos engañemos: la verdad duele.

El periodista y comentarista público Paul Joseph Watson dice en este extracto (aquí está el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=aLDn-_q3PGg):

«Creo que el problema con el libertarianismo es que ellos no están en la frontera del discurso político. Cuando tienes problemas importantes que aparecen en los medios, obviamente, si uno se considera políticamente activo, hay que aprovechar para contar tu historia y así influir en la narrativa popular. Pero los libertarios tienden a invertir energía discutiendo entre sí sobre problemas menores. Ellos no están en la frontera del discurso cultural, que actualmente es el dominio de «conservadores» y personas que se oponen a los guerreros de la justicia social.

Los libertarios no son las fuerzas robustas que podrían ser. Ellos deberían «secuestrar» estos problemas clave, como la crisis migratoria u otros temas, pero no lo están haciendo. Están debatiendo entre sí sobre qué es minarquismo o si deberíamos tener un gobierno limitado o ningún gobierno en absoluto en conversaciones de youtube de tres horas.

No están alcanzando a nadie en su círculo interno. Así que así es como creo que el libertarismo necesita mejorar de esa manera».

¡Ouch! La primera vez que vi este video (es un extracto de un gran programa llamado The Rubin Report) no quise estar de acuerdo con él, porque desde que participo en el movimiento libertario, he estado grabando y editando conferencias o haciendo entrevistas a libertarios que realmente encajan con esa descripción: hablamos con nosotros mismos.

Nos guste o no, la gente común no está interesada en el anarcocapitalismo frente a gobierno limitado, los beneficios del patrón oro o quién es el mejor autor liberal clásico. Creo que si no queremos aceptar eso, no vamos a tener éxito. Y eso no significa que debamos mentirle a la gente, usar la manipulación, técnicas demagogas o abrazar el populismo. Al contrario, creo que PJW lo dijo muy claro: necesitamos ser influyentes en la narración cultural. Y creo que los conservadores (al menos en los Estados Unidos) son plenamente conscientes de eso.

Sólo hay que echar un vistazo al trabajo de Ben Shapiro, Milo Yannopoulos, Gavin Mcinnes, Steven Crowder, Andrew Breitbart, Dennis Prager o los liberales Dave Rubin, Joe Rogan o Sam Harris. Todos ellos han entendido que para ser influyentes uno tiene que proporcionar el contenido que realmente interesa a las personas. En otras palabras: valor al mercado.

Como dije en otras ocasiones (y no estoy cansado de repetir), deberíamos explicar el capitalismo con el capitalismo. Eso significa que si no tenemos éxito en nuestra meta (ser influyentes), debemos cambiar nuestra mentalidad empresarial. Esto puede sonar complicado, pero en realidad, no lo es. Creo que deberíamos aplicar la «regla de las tres íes»: imitar-improvisar-innovar.

– Imitar. Los conservadores y algunos liberales clásicos están difundiendo algunas ideas libertarias de una manera más eficiente que nosotros. Están creando algunos proyectos divulgativos, dan discursos y en realidad debaten algunos temas centrales con personas con las que no están de acuerdo.

– Improvisar. Una vez que hayamos aplicado esta estrategia, debemos hacerla nuestra. Deberíamos enfrentar algunos temas importantes, por ejemplo, cómo aumentar los salarios, los beneficios de la globalización, cómo resolver la crisis de los migrantes… Y deberíamos hacerlo utilizando otra estética, retórica y respaldarla con un plan de negocios serio.

– Innovar. Esta es la parte difícil pero divertida. Una vez hayamos copiado otros modelos de estrategia y cuando los hagamos adaptado a nuestro estilo, ese es el momento de dar valor al mercado. ¿Hay alguna fórmula para eso? Por supuesto que no. Y esa es la belleza de la incertidumbre y la acción emprendedora: a través del ensayo-error, algunos proyectos fallan y algunos proyectos tienen éxito. Pero como he dicho en alguna ocasión, no pelear la batalla significa estarla perdiendo.

Bien, podría parecer que tengo un enfoque pesimista, pero no me gusta el pesimismo ni el optimismo. Prefiero aceptar la realidad tal y como ésta es, para poder empezar a trabajar para cambiarla. Si realmente respetamos a algunos grandes autores como Adam Smith, Frederic Bastiat, Ludwig W. Mises o Friedrich Hayek, debemos estar a la altura de las circunstancias tal y como ellos lo estuvieron durante sus vidas.

Si los astronautas del Apollo 13 dijeron el famoso «Houston, tenemos un problema», tal vez deberíamos gritar sin miedo «Austria, tenemos un problema». Pero no debemos abrumarnos: en la vida, excepto en la muerte, todo se puede resolver si uno tiene la fuerza, el enfoque y la motivación.

4 Comentarios

  1. Claro que los libertarios «
    Claro que los libertarios » no estamos en la frontera del discurso». Nosotros no empujamos la realidad on the edge , sencillamente porque no manejamos los hilos del drama llamado democracia.
    Claro que debatimos (y lamentablemente la mayoría de las veces en una esgrima dialéctica estéril), los claroscuros de la doctrina libertaria y al reconocer que la vida no es el rotundo blanco o negro del maniqueísmo, nos atormenta la duda razonada y se nos ve como las ovejas negras del rebaño.

    Mal ejemplo citar a P. Watson para confrontar libertarianismo con conservadurismo, Invocar a un pragmático sin método que apunta urbi et orbi y como Víctor Hugo parece dirigirse a L’ Humanité es un real despropósito. Watson, es un periodista devenido escritor de filosofía política que parece querer devaluar la «utopía» libertaria comparándola con el supuesto pragmatismo hiperrealista de la » frontera del discurso político» conservador.
    Esto obliga a aclarar la posición libertaria respecto del ejemplo que este buen señor menciona como importante : La inmigración.
    Es el síntoma de las democracias socialistas y sus estados de bienestar como los Estados Unidos. Es un problema que data ya de Bush (conservador guerrero o neocon) que continuó la regularización previsional que inició Reagan y que agravó Obama, quien mediante decreto (a punta de bolígrafo por encima del Congreso) abrió la puerta a mas de cinco millones de indocumentados , dándoles el servicio de salud pagado por los ciudadanos nativos y los habilitó (a costa de sus votantes) a competir con los ciudadanos nativos. Populismo=votos=democracia= corrupción institucional al gobernar por decreto= violación de la división de poderes que es la esencia de la República de los Padres Fundadores.
    Estimado Watson , los libertarios SI » son la fuerza opuesta robusta que deben ser» . Un claro ejemplo de ello es el gran libertario Ron Paul . Tweeter ha eliminado su cuenta por exhortar contra la guerra. ¿Estará afectando intereses económicos gubernamentales de un gobierno que es principal exportador de armas a un mundo de hambre? Y…Houston… el problema no lo tenemos los libertarios, lo tienen los conservadores estatistas que manejan la «frontera del discurso» políticamente obsceno. Y lo patético es que sus servidores voluntarios temen «empujar su (triste) realidad »

  2. ¿Cómo ser influyentes?
    ¿Cómo ser influyentes?
    Érase una vez, hace mucho tiempo, en un país muy lejano, que un obispo católico de 72 años de edad fue ejecutado por el Emperador de la Cristiandad, nieto de los Reyes Católicos. Son cosas que pasan. ¿Por qué fue ejecutado este hombre? Porque era muy conservador y no le gustaba cómo los nuevos reyes austríacos robaban a los españoles. No apreciaba debidamente las innovaciones fiscales del regente, futuro Papa (ya había papas comunistoides hace cinco siglos). Este pobre religioso vivía tan esclavizado por la idea fija, que se volvió lo contrario a un junco, y como a junco lo cortaron. El clérigo, como la violada o el niño estrangulado, también tuvo su parte de culpa. ¿Y por qué el Rey Carlos I de España pudo matar impunemente a esta y a otras muchas personas que defendían su propiedad y sus derechos? Pues porque el Rey tenía INFLUENCIA. ¿Y quién le dio esa influencia? Los nobles que pretendían cebarse con los despojos de los rebeldes. Ellos y el pueblo, que como dulcísimas ovejillas dicen que sí a todo y nunca cuestionan la autoridad.
    La tiranía es la mayor influencia que existe. El miedo a la espada, la hoguera, el garrote o a ser hervido en un calderón lleno de aceite es la clave de la verdadera influencia política y cultural.
    Ya lo dijo Mao: el poder político proviene del tambor de un revólver.
    La influencia que buscan los liberales es exactamente opuesta a la influencia que da tener autoridad política. No es posible, desde el liberalismo dogmático, doctrinario, puro, racionalista, lógico, absoluto, influir políticamente o culturalmente usando las herramientas del miedo, el soborno, la corrupción, el cohecho, el nepotismo, el favoritismo, el despojo, el fraude y la inmoralidad social que resulta de regular cosas que no deben ser reguladas desde los poderes públicos, como las drogas, los medicamentos, los alimentos, la educación básica y avanzada, el arte, la tecnología, la ciencia y el lenguaje.
    Como rígido e irrecuperable apriorista moral que soy, sostengo la opinión de que entrar en tratos (no conversaciones y debates, sino acuerdos y alianzas) con personajes conservadores, progresistas, centristas, nacionalistas, comunistas, fascistas, masones o sus sucedáneos es una aproximación peligrosa a la violencia sistemática del Estado. Acercarse al tentador anillo de Sauron. Los valientes y los temerarios que se atrevan a salir del hermoso y místico bosque que encierra la aldea gala del liberalismo puro han de aceptar que se van a manchar las manos de sangre (esperemos que solo en el sentido figurado). Y, con mucha suerte, quizás puedan obtener algún avance. Pero es muy difícil conseguir algo más que traer nuevos habitantes al bosque. Rothbard lo intentó. No salió bien parado, aunque nunca perdió el buen humor. Ahí tenemos el Partido Libertario de los U.S.A. y el Cato Institute, que lo mismo te da una de cal, que otra de arena, que te da con la pala en la cabeza y entierra tu cadáver en la espesura de los bosques de Virginia, llena de huesos de ingenuos liberales.
    Hayek y Friedman tuvieron más éxito político a corto plazo. Se pusieron hasta el cuello de mierda politiquera, pero obtuvieron influencia. La fatal arrogancia es, probablemente, el mejor libro «popular» que escribió Hayek. Y siempre estaremos agradecidos a Friedman por lo de las licencias, gran éxito retórico que casi nos hace olvidar la chapuza del cheque escolar. Gracias a ellos y a sus discípulos y propagandistas nuestra irreductible aldea gala está llena a reventar de gente que no quiere participar de la política.
    Si Esperanza Aguirre hubiera tenido suficiente valor y ciencia habría hecho caso al post-comunista Escohotado (quien a estas alturas es casi un avatar de Dionisio Ridruejo) y habría traído el invento de los coffee shops holandeses a Madrid, desarmando por completo a un 40% de la izquierda durante unos veinte años. ¿Para qué sirve mancharse las manos de sangre si no consigues desaramar políticamente los tiranos? Por su gran cobardía en el peor momento podemos decir que Esperanza Aguirre es un ejemplo de lo que no debe hacer un político liberal.
    Mas la historia de España está muy surtida de ejemplos de lo que no deben hacer los políticos liberales: cobardear, llegar a pactos liberticidas y luego lloriquear porque el socio ha incumplido el pacto aunque los imbéciles de los liberales sí han cumplido su parte, quejarse del exceso de crítica de los periodistas «amigos», promover guerras, aumentar el Estado de Bienestar, encamarse con banqueros y empresarios de las «utilities». Todos los políticos liberales de España han hecho el canelo. ¿Para qué, pues, seguir perdiendo el tiempo con la política?
    Escribió un sabio filósofo griego (griego de vocación, aclaro) que el aburrimiento consiste en creer que todo es una pérdida de tiempo y la serenidad es creer que nada lo es. Según esto, aquellos liberales que todavía, después de todo, creen que es posible influir en la política y desde la política, están buscando serenidad, esa que no pueden encontrar en la aldea.
    Get back, Loretta! Get back!
    Decía yo: ¿cómo ser influyentes?
    Hay que abandonar la aldea, el bosque. ¡Adiós ríos, adiós fontes! Hay que estar dispuesto a contagiarse de malaria y hasta de lepra. Hay que estar dispuesto a acabar en galeras. Hay que agradar a los cambiantes oídos de el blandengue pueblo español. Hay que parecer a la vez humilde y resuelto, pero dando destellos de arrogancia y echando alguna levísima mirada escéptica de vez en cuando, para tender una celada al periodistilla de turno. Y hay que saber menear la pasta dentro de la ley. Y, si la ley cambia, estar al día para que no pillarte los dedos. Y hay que aprender a legislar deslegislando, al estilo de Confucio.
    Seguid los consejos de Mises: hay que apreder idiomas. Y hay que ser elegantes siempre, para que la indignación destaque más cuando llegue el momento de levantar la voz.
    Es difícil. Cualquier desánimo está bien justificado. Recordad que la aldea siempre os recibirá de vuelta, incluso si volvéis con muletas, si eso os anima a seguir adelante.

  3. Encomiables propósitos,
    Encomiables propósitos, Ignasi. Te deseo que tu esfuerzo sea fructífero.

    Permíteme algún consejo no solicitado. En tu anterior artículo comenté lo siguiente:

    «Las grandes compañías oligopolistas de internet, como Google (YouTube) y Facebook, por cierto, empequeñecen internet. Su razón de ser es el control y la censura (el algoritmo de corrección política de Facebook censuró hace poco un fragmento de la Declaración de Independencia de Estados Unidos), así como hacerle la vida de cada vez más difícil, si no imposible, a las voces independientes que incomodan. Veo al autor demasiado entusiasmado con un monopolio de facto como YouTube. Más congruente sería utilizar YouTube para derivar espectadores hacia otras plataformas más libres, potenciando así nuevas opciones para los internautas y dispersando poder ahora excesivamente concentrado

    Después de los recientes acontecimientos, que muestran una censura política todavía más acentuada y descarada, con la mayoría de las compañías actuando al unísono contra el objetivo de turno a ser borrado del ciberespacio, el consejo del anterior párrafo es más apremiante que nunca. Ya que pareces inclinado al uso de terminología empresarial, una palabra: diversificación. Entregar tu trabajo a una única compañía no parece sensato, especialmente con los precedentes que se están creando. Y aún más importante, tampoco es congruente con la lucha por la libertad. Si, supuestamente, por no obligarnos a utilizar sus servicios, defenderse de la concentración de poder de las compañías «privadas» es más fácil que de la del Estado, no hay excusa para seguir alimentando la concentración de poder del oligopolio de Silicon Valley (Google(YouTube)+Facebook+Twitter principalmente).

    James Corbett es un buen ejemplo a seguir. Al menos desde 2016 lleva denunciando la censura que llevan a cabo estas compañías y buscando otras opciones.

    He aquí una lista no exhaustiva de compañías que pueden constituir una alternativa al CMCO (Cártel Moral Ciber-Owelliano):
    Minds.com
    Steem.it
    MeWe Una alternativa a Facebook.
    Diaspora Una alternativa a Facebook.
    BitChute Una alternativa a YouTube. Algunos de los canales de YouTube que Ignasi recomendaba en su anterior artículo también están en BitChute.
    Real.Video Una alternativa a YouTube.
    DuckDuckGo Un buscador que no te rastrea.
    StartPage Otra opción también más respetuosa con el usuario que Google.
    Qwant Otro buscador nacido (en Francia) como alternativa a la voracidad de datos de Google.

    La lista intenta ser ilustrativa (¡hay vida fuera del CMCO!) y sus elementos son sugerencias, no recomendaciones (salvo los buscadores).
    Jubal

    ——
    Sevicio gratuito de traducción:
    Al final del video, Paul Joseph Watson dice:
    [Libertarians] «They’re not really reaching anyone outside their inner circle.»
    Se podría traducir como «No están llegando a nadie fuera de su círculo interno», que es lo contrario de «no están alcanzando a nadie en su círculo interno». Pero se agradece tu consideración al escribir la transcripción ya traducida.


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