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Hombre blanco, heterosexual y perplejo

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No hay homófobos que den rienda suelta a su fobia entendiendo racionalmente que están equivocados.

Hace unos días El País publicó una columna titulada Hombre blanco heterosexual, ella es Hannah Gadsby y debes escucharla donde, como el título indica, se recomendaba a personas con unas características comunes ver un monólogo de la humorista donde habla de las dificultades que ha tenido que pasar en su vida por culpa de la intolerancia a la homosexualidad.

Todos los que nos hemos interesado por la política tenemos algún tema que fue el primero que nos llamó la atención y nos atrajo a este mundo absurdo de discusiones sin fin. El mío fue tomar conciencia en mi adolescencia de que no pertenecía a ningún grupo social desfavorecido y de que se me hacía responsable, por tanto, de las injusticias real o imaginarias a las que eran sometidos el resto de grupos.

Podría decir que me enfrenté entonces a una decisión crucial en mi vida: o rechazaba que una serie de característica genéricas que me vienen dadas me hicieran responsable de actos injustos actuales, pasados o imaginarios, o aceptaba barco como animal acuático como señal honesta costosa de integración en una sociedad que, ya entonces, iba dirigida de cabeza a políticas identitarias y victimistas.

Pero lo cierto es que nunca tuve que decidir nada. La cohesión con el grupo nunca ha sido mi fuerte, así que solo tuve que dejar fluir mi personalidad para revelarme contra ese pecado original con el que nacemos los blancos, hombres y heterosexuales.

Por suerte los años pasan, las lecturas y las experiencias vitales se acumulan y la personalidad se va forjando. Sigo sin creer que una serie de características genéricas conviertan a millones de seres humanos en culpables de nada, y se me sigue dando mal, puede que peor que nunca, la cohesión con los grupos. Pero a diferencia de mi yo adolescente, soy más consciente de muchas de las injusticias que han sufrido personas simplemente por nacer con características diferentes al grupo dominante en su sociedad (sí, en muchos casos, hombres blancos heterosexuales) y creo que deben ser conocidas para evitar que vuelvan a ocurrir en el presente o en el futuro.

Es por esto por lo que me decidí a ver el monólogo de Hannah Gadsby en Netflix.

¿Cuál fue mi impresión después de la hora y pico que dura? Pues la misma que si después de tropezar accidentalmente con una persona por la calle aguantas cinco minutos de rapapolvo iracundo. Con la salvedad de que el peatón hostil al menos no te reconoce en varias ocasiones que en realidad está enfadado con otra persona y lo está pagando contigo para quedarse a gusto. Hannah lo hace varias veces, y vuelve a reprenderte a continuación.

Y es que se puede entender perfectamente que Hannah esté enfadada. Ha nacido en un país donde su orientación sexual era ilegal y buena parte de la población la rechazaba por ello. Además, ha tenido experiencias tan traumáticas como abusos sexuales y palizas. Sí, nadie la va a culpar por hablar con ira sobre todo ello. Tampoco parece raro que culpe al grupo mayoritario que dirigía por entonces su país: hombres blancos heterosexuales. Es una generalización irracional pero comprensible. Lo que no se puede entender es que Hannah mezcle un discurso iracundo e irracional con partes donde demuestra que sabe perfectamente que está siendo iracunda e irracional, pero le da igual porque “ya es hora de que alguien os haga pasar por lo mismo que yo he pasado”.

Y todo ello ante cientos de personas que aplauden y jalean el rapapolvo y con recomendaciones en prensa para que más y más hombres blancos heterosexuales sean testigos de su ira, como si de una experiencia catártica global se tratase.

La homofobia es algo terrible que ha causado, causa y causará muchas tragedias, pero al menos la inmensa mayoría de la que gente que la profesa no es conscientes de que esté haciendo algo mal. Son personas que se dejan llevar por un rechazo visceral a unas prácticas que no comparten y que perciben, erróneamente, como una amenaza. Hay homófobos que no van más a allá de su sentimiento de repulsa y otros que lo racionalizan construyendo teorías, justificaciones y leyes que no se sostienen ante el progreso de la sociedad. Lo que no hay son homófobos que den rienda suelta a su fobia entendiendo racionalmente que están equivocados.

¿Alguien ha asistido alguna vez al discurso de una persona donde reconoce que la homosexualidad sea una tendencia sexual como cualquier otra, que no conlleva ningún peligro para la sociedad para, acto seguido, escucharle abroncar a los homosexuales presentes basándose en sus malas experiencias personales?

Y si un discurso así es posible ¿alguien se puede imaginar que cientos de personas lo aplaudan? ¿Sobre todo si esos cientos de personas supuestamente iban a ver un espectáculo humorístico? Y si entre el público hay homosexuales, ¿alguien puede pensar por un minuto que vayan a aplaudir?

Y no, no es un problema de victimismo de los hombres blancos y heterosexuales que no soportamos una crítica (injusta). Sí, hay grupos que están reaccionando a las políticas identitarias de la izquierda a la defensiva y a los que este tipo de discurso les refuerza en su visión. Pero para la mayoría de personas que no viva en la burbuja de la izquierda intelectual, lo único que provoca el monólogo de Hannah es perplejidad.

Yo no me siento ofendido porque una persona claramente inteligente haya decidido ignorar lo que sabe de la naturaleza humana para dejarse llevar por su rabia durante una hora y hacerme genéricamente responsable de sus desgracias. Todo ello mientras que la parte del público a la que supuestamente se la intenta hacer sentir mal aplaude a rabiar.

Algo así solo puede provocar sonrojo e incredulidad en una persona normal. Entendiendo como normal a blancos, negros, mujeres, hombres, heterosexuales, homosexuales, etc., siempre que sean ajenos a los rituales de la que, cada día más, parece una secta religiosa.

11 Comentarios

  1. El eterno conflicto entre
    Nadie niega a estas alturas que existe la homosexualidad y que hay gente que ha sido rechazada por ello sin tener culpa de nacer con esta predisposición (digo esto, porque se supone que es algo genético); por tanto, no es algo que lógicamente deba ser ilegal ni objeto de burla ni nada por el estilo.

    Lo que no me queda muy claro es si lo que se sigue demandando es que se tolere la diversidad de orientaciones sexuales (incluso cuando en las ‘apps’ pone: mentalidad abierta), que se considere la homosexualidad igual que la heterosexualidad o ambas cosas.

    Aquí un poco de promoción para ‘godmino’ u ‘omingod’ (es el mismo tipo, tranquilos):

    https://objetivismo.org/ayn-rand-sobre-homosexualidad/

  2. Camarada Parrilla, su
    Camarada Parrilla, su renuencia a involucrarse en Los Dos Minutos de Tolerancia resulta perturbadora. Le recuerdo que, aunque la participación no es estrictamente obligatoria (por el momento… ), se trata de un ejercicio cívico fundamental, indispensable para la creación de una ciudadanía tolerante y con una adecuada perspectiva de género. Además, le recuerdo que la Policía del Pensamiento está alerta para la detección de crímenes de odio.

    No olvide que
    La guerra es paz
    La libertad es esclavitud
    La ignorancia es fuerza
    Y el odio es tolerancia

    Por cierto, Emmanuel Goldstein le manda recuerdos.
    Jubal

    • Su comentario me ha recordado
      Su comentario me ha recordado esta bonito himno libertario:
      https://www.youtube.com/watch?v=qDS6ey2nRSk

      Alguien jodió las calles con prohibiciones de higiene mental.
      Quien separó los colores fabricó las casillas que has de ocupar.
      Babel dividió el planeta; encerró en sus mazmorras el nervio del sur.
      Aquel que cerró las puertas levantando muros que no saltes tú.

      Alguien tomó en sus manos las manos de todos: confirmó su ley,
      ¿Quién enseño la doctrina, sabiduría que no nos quita la sed?
      Babel plantó banderas, cantó los himnos en distintas lenguas:
      Aquel que nos da tabaco y vino agrio que nos entretenga.

      (Estribillo x 2)
      ¡Babel olvidó que el hombre es el lobo del hombre que le va a devorar!
      ¡Y ya no espero otra cosa que te vayas con otra para no regresar!

      (Guitarreo)

      (Estribillo x 2)
      (Scatting)

      Es tan buena esta canción que se podría versionar en forma de bachata y casi no perdería nada de valor.

  3. Si,reconocer y admitir toda
    Si,reconocer y admitir toda diferencia en los gustos sexuales en las que se incluyen cientos de formas distintas de sentirlo,dentro de ese variado mundo de las apetencias también se encuentran los que no sienten nada por el sexo .
    En lo que no puedo estar de acuerdo es en el derecho de suplantar a los padres,los verdaderamente interesados en el desarrollo de sus hijos,con una moral estatal que obliga a niños menores de 6 años a ser adoctrinados ,cuando es un tema gradual , olvidamos que entre los 6 y 7 años,no piden conocer lo mismo que entre los 9 y 10 años como es distinto entre los 10 y 12,etc. El Dr. Marañón ya nos indicaba ,la necesidad de contar con los padres ,pero lo que hace hoy la escuela es ponerse en contra de estos. Ya existen niños de 8 años que piden cambio de sexo,que le hacen a estas criaturas…

  4. SATUR, un tal Richard Cohen
    SATUR, un tal Richard Cohen dice que se puede reorientar la orientación sexual.

    Aquí un debate polémico y «cachondo»:
    https://m.youtube.com/watch?v=_CxYpkrQPLo

    De todos modos, deberían de existir más debates científicos sobre los orígenes de las orientaciones sexuales ya que parece que sólo se centran en debatir su tolerancia como se puede ver.

    Mi experiencia personal es que no se puede cambiar o al menos no se tiene voluntad generalizada para ello por parte del que se siente ya agusto con su orientación; esto en parte es lógico.
    La gente homosexual por ejemplo hoy en día (y más que nunca), está orgullosa de serlo, por tanto, este tipo es lógico que haga el ridículo donde va con sus charlas.

    Sí todo esto al final es algo exclusivamente genético, también podría heredarse genéticamente, aunque «saltara» alguna generación de por medio.
    Otro opción es que en realidad no existan orientaciones sexuales sino más bien preferencias por mantener relaciones con el mismo sexo o con el sexo opuesto, ya sean sexuales o no.
    Está demostrado que los hombres suelen preferir salir por ahí con hombres y las mujeres con mujeres, sin embargo a la hora de mantener relaciones sexuales suelen preferir el sexo opuesto.

    ¿Porqué ocurre esto? quizás es lo que haya que debatir científicamente como ya digo.

    En mi caso, el problema es que creo que nunca he podido conseguir tener amigas, así que me toca conformarme con que me exciten sexualmente y esperar algún día a encontrar ‘esa persona’.
    Esa que entonces me valga como de amiga, mujer, etc.

    Cada uno tendrá sus limitaciones digo yo.

  5. Faked13,todo cierto. Otra
    Faked13,todo cierto. Otra razón a sumar para dejar de adoctrinar a los menores de edad sobre su orientación sexuales es la realidad de que los heterosexuales sufren menos depresiones,menos suicidios,consumen menos drogas ilegales,tienen mejor salud(en porcentajes), Puede que la orientación no tenga nada que ver y que sentirse distinto provoque deterioro de salud . En todo caso sexo / religión no pueden imponerse y los colegios tienen que ser respetuosos con la voluntad de los padres para decidir,a ver si resulta que para que a una niña de 8 años no la enseñen a ser promiscua ,los padres tienen que decir que son musulmanes,y entonces claro todos los manipuladores culturales te respetan.

  6. El respeto se pierde cuando
    El respeto se pierde cuando uno no se respeta a si mismo. Es justo pedir que nos dejen con nuestra orientación sexual,de equipo de futbol,etc.. Pero se esta imponiendo a la fuerza la llamada igualdad de géneros,algo que no es divertido para la mayoría de los ciudadanos

  7. Según el articulista debo ser
    Según el articulista debo ser muy anormal, porque a mí los aquelarres progres no me causan el menor sonrojo ni incredulidad. Creo que esa gentuza tiene todo el derecho del mundo a manifestarse impúdicos e indecentes sin que venga el moralista de turno a enmendarles la plana. Siempre que no empleen violencia sobre pacíficos, que hagan lo que les dé la gana, que no seré yo quien juzgue un comportamiento con prejuicios sobre los sentimientos de las personas normales y de bien. (¿Acaso hemos olvidado cuando, por ejemplo, se desaprobaban las conductas homosexuales asegurando que sólo podían provocar sonrojo e incredulidad en personas normales?)

    Lo que sí me causa estupor es que alguien aguante hora y pico de injustificado rapapolvo iracundo –para más inri, con el reconocimiento por parte del pendenciero de lo improcedente de la reprimenda- y venga a contarlo. Mire, señor Parrilla, sarna con gusto no pica. Le aguanta estoicamente usted el rollo a la pava en plan “desahógate, nena, y úsame de punching ball, que el mundo ha sido muy duro contigo” y después va y la critica. Aclárate, tío ¿quién te mandó escucharla. Ella no tiene la culpa de que el mundo esté plagado de gilís con tendencia a la corrección política e inteligentes proclives a la perplejidad.

    ¿Perplejo de qué, del sectarismo de la izquierda? ¿De lo que abundan los borregos, o simplemente masoquistas, dispuestos a aplaudir con las orejas cualquier gansada que dicte el poder político en sus múltiples manifestaciones? ¿Naciste ayer? ¿O tal vez perplejo de la poca sutileza en la noble lucha contra la homofobia y el machismo? Puede que sea esto último, se te ve el plumero.

    Pues mira, hijo, ya que te has tragado el rollo de la señora lesbiana bien podías atender un poquito e intentar refutar lo siguiente: la homofobia NO es algo terrible que ha causado, causa y causará muchas tragedias. Todas esas desgracias que aludes las ha causado, causa y causará la genuina desigualdad ante la ley o ausencia de soberanía individual. Si crees tener algo de liberal, no te confundas de enemigo ni un segundo. Cualquier homófobo, heterófobo, antropófobo, occidentalófobo o perplejófobo resulta por completo inofensivo desprovisto de capacidad de agresión y coacción. Eliminado el poder político, se acabó la “rabia”.

    Si alguna vez te entra la cabeza que no hay que luchar contra nadie ni nada, sino simplemente dejar al prójimo en paz con sus manías –con cualquiera de ellas, especialmente con las que más nos molestan- llegarás a ser un liberal como Dios manda.

  8. A un gitano le escuche decir
    A un gitano le escuche decir que los que le enseñan a su hija en el colegio a elegir la sexualidad son unos malanges gente sin duende ,eso no se le ocurre ni a los bartulos ,no tienen pesquis ,son unos saboridos


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