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La nueva amenaza para el euro se llama Marine Le Pen

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La presidenta del Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, está cosechando un apoyo histórico en las encuestas de opinión de Francia. Su formación ya se sitúa como la más votada en las elecciones europeas de la próxima primavera, según un reciente sondeo publicado por el semanario Le Nouvel Observateur. Su partido podría obtener el 24% de los votos, según un sondeo de Ifop, multiplicando por cuatro el resultado obtenido en las europeas de 2009, y superando en dos puntos a los conservadores (UMP) y en cinco puntos a los socialistas.

Asimismo, el instituto LH2 también avanza que uno de cada cuatro franceses estaría dispuesto a votar al FN en las municipales que también se celebran en primavera. Por el momento, ya ha logrado vencer en unas elecciones cantonales celebradas a principios de mes en Brignoles, al sur de Francia. Por otro lado, Le Pen se sitúa entre los personajes más populares del país galo, con un 33% de opiniones favorables, tan sólo superada por François Fillon y Alain Juppé (ex primeros ministros) y Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), según una encuesta del semanario Le Figaro Magazine. El auge del populismo en Francia contrasta con la histórica debacle en los sondeos que está sufriendo el presidente socialista, François Hollande.

La razón estriba en que el FN está logrando un inesperado éxito entre la clase obrera, el tradicional campo de votos del Partido Socialista, como consecuencia del deterioro económico y fiscal que sufre el país. Sin embargo, el ascenso de Le Pen, que quedó relegada al tercer puesto en las últimas presidenciales, celebradas en 2012, tiene unas implicaciones que podrían ir mucho más allá de las fronteras galas.

Basta observar su programa político para percatarse de la trascendencia de dicho fenómeno. El FN defiende la salida de Francia del euro y carga abiertamente contra la UE. Según reza su ideario, los resultados de la UE son "bien conocidos": "apertura de fronteras, desempleo, dictadura de los mercados, destrucción de los servicios públicos, inseguridad, pobreza, emigración masiva", etc. Tacha el proyecto comunitario de "globalista" y "ultraliberal", al servicio del "sector financiero", y afirma que el euro "esclaviza" a los franceses. Por ello, el FN ve la actual crisis como una "oportunidad" para disolver la Unión Monetaria y dinamitar la UE.

"Diez años después de su introducción en la vida cotidiana de los franceses, el euro está demostrando ser un fracaso total a pesar de la ceguera de los defensores de la Europa de Bruselas y de Frankfurt, que se niegan a rendirse a la evidencia […] el euro va a desaparecer porque el coste de su mantenimiento se hace cada día más insoportable para las naciones […] El euro es una aberración económica […] Desde la introducción del euro, Alemania es el único país que he mejorado su balanza exterior", en detrimento de lo que sucede en Francia o Italia, advierte su programa. Además, según el partido de Le Pen, "Francia está siendo penalizada por la apertura total de las fronteras", ya que llegan muchos inmigrantes atraídos por su generoso Estado del Bienestar.

¿Su particular propuesta?: abandonar el euro y regresar al proteccionismo comercial bajo la promesa de garantizar los servicios públicos galos y la producción nacional. "Francia debe elaborar, con sus socios europeos, un plan para regresar a las monedas nacionales", afirma. De este modo, el FN defiende el retorno al franco para, posteriormente, devaluar su moneda con el fin de mejorar la competitividad gala. Y ello, al tiempo que se renegocian los tratados comunitarios para recuperar la "soberanía nacional" de Francia en todas las materias y competencias cedidas a Bruselas.

Este tipo de soflamas está teniendo una buena acogida entre muchos franceses debido, sobre todo, al rechazo explícito de Le Pen a las políticas de austeridad que pretende imponer Alemania y Bruselas a los países en dificultades, como es, qué duda cabe, el caso de Francia. El FN carga abiertamente contra la "austeridad" ya que, según alega, tan sólo sirve para preservar el euro a costa de castigar a la "clase media y trabajadora, jubilados, empleados públicos y pymes". El programa económico de Le Pen se inspira en el diagnóstico y recetas del economista galo de izquierdas Jacques Sapir, un fervoroso defensor de la desglobalización y la disolución ordenada del euro.

Le Pen lo tiene muy claro: si fuera elegida presidenta de Francia, lo primero que haría sería convocar un referéndum sobre la permanencia gala en la UE y el euro, sumándose así a la ola de populismo que ya ha logrado relevantes éxitos electorales en Grecia (con los comunistas de Syriza y los nazis de Amanecer Dorado) o Italia (Movimiento 5 Estrellas). Todo ello demuestra, en primer lugar, que el neofascismo que representa el Frente Nacional es, en el fondo, otra forma de socialismo, ya que su programa económico en poco o nada se diferencia del de los comunistas griegos de Syriza, los españoles de Izquierda Unida o el particular 15M italiano, culpando al euro, la austeridad y el libre mercado de todos los males y abogando por más Estado; y, en segundo término, que el auge del populismo en Europa es, sin duda, una de las grandes amenazas, si no la mayor, para la supervivencia de la moneda única a medio plazo.

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