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La Universidad de Navarra y la Escuela de Salamanca

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Recordarán que en estos Comentarios ya les he escrito alguna vez sobre la Colección de Pensamiento Medieval y Renacentista que promueve la Universidad de Navarra a través del Proyecto Pensamiento Clásico Español; por ejemplo, el Repertorio de moral económica de José Barrientos o la edición (Idoya Zorroza) de los Contratos y usuras de Francisco de Vitoria. Se trata de la publicación de textos e interesantes estudios sobre los doctores de Salamanca, a los que añado ahora algunos títulos de otra destacable colección: Cuadernos de Pensamiento Español.

En ella podemos encontrar monografías y también actas de congresos. Entre las primeras quiero comenzar por La interpretación de la ley según Juan de Salas, un autor menos conocido de aquellos imponentes De legibus, tan característicos de nuestros Salmantinos. La escribe Juan Cruz, por entonces director de la colección e impulsor entusiasta de todo este Proyecto. Además, hay un estudio sobre El albedrío de Walter Redmond, o una imprescindible Bibliografía suareciana por Jean-Paul Coujou.

Pero quería detenerme en las aportaciones de varios congresos y jornadas organizados por la Universidad de Navarra y la Católica de Buenos Aires, también alrededor de la Escuela de Salamanca. Sergio Raúl Castaño elabora una apretada síntesis de varios encuentros desde 2006 a 2009 en su Interpretación del poder en Vitoria y Suárez. Lo hace en torno a tres capítulos: "La naturaleza del poder político", "La legitimidad del poder político" y "Poder político y orden internacional". Aquí leemos algunas ideas que vengo destacando en estas columnas desde hace tiempo, como la necesidad de una legitimación social para el ejercicio del poder (Suárez: "populum consentientem"), o la responsabilidad que tienen los políticos de respetar la ley y el bien común. Hay también una referencia a Juan de Mariana que les copio: "Ahora bien, para Mariana el valor de lo político no se asienta meramente en la utilidad que reviste como medio para la satisfacción de necesidades materiales… Porque el acicate de las necesidades no es causa total de la constitución de la sociedad política, sino solo incoactivamente; pues según Mariana, el bien más preciado al que el hombre accede en la vida política es el de la amistad y la caridad". Mucho tienen que aprender nuestros políticos contemporáneos…

La ya citada Dra. Zorroza es la editora de otros dos Cuadernos: Proyecciones sistemáticas e históricas de la teoría suareciana de la ley y Causalidad y libertad. El primero corresponde a las "III Jornadas De iustitia et iure" celebradas en Buenos Aires el año 2006, y en la Introducción señala la importancia que tiene la Escuela de Salamanca como continuadora del pensamiento medieval y anticipadora de los desarrollos modernos. Destaco los trabajos de Juan Cruz: "Dialéctica ontológica del poder político", una excelente introducción a la teoría suareciana del poder; y de Sandra Brandi: "Suárez y Hooker, intérpretes de la noción tomista de ley", que nos recuerda la influencia de Suárez en el pensamiento político anglosajón. En esta misma línea escribe Hugo Luis Dalbosco "Los elementos del pacto en Suárez y Hobbes: una comparación", que comienza explicando la expresión suareciana "omnis potestas a Deo per populum libere consentientem" (todo el poder viene de Dios, a través del consentimiento libre de los ciudadanos"): a ninguna persona, física o moral, le viene inmediatamente de Dios la potestad civil, por naturaleza o por concesión graciosa; sino que al gobernante le viene la autoridad mediante el pueblo.

Pero, sobre todo, quería llamar la atención sobre varios estudios alrededor de la pervivencia de la filosofía política escolástica en el entorno de las Independencias americanas: en este caso, tenemos cuatro apartados referidos a la Revolución de Mayo de 1810 en el Río de la Plata. Y es que (ya lo he escrito en alguna otra ocasión) hay una continuidad innegable entre la doctrina suareciana y la justificación teórica de la Independencia, como ese principio de la retroversión de la soberanía al pueblo en el caso de un gobernante ilegítimo.

Claro, este es un tema discutido y que ha generado un fuerte debate en la nación argentina. Lo explica muy bien Martha Donicelli en su artículo "La influencia del pensamiento de Suárez en los actores de la Revolución de Mayo de 1810", que no les puedo resumir con detalle. El problema es que se produjo una excesiva polarización ideológica entre los partidarios de "la tradición" y "la modernidad" que, al cabo del tiempo, podemos considerar inútil. Donicelli propone un acercamiento desapasionado a las fuentes y "al modelo de organización nacional que se encontraba en la mente de los hombres de mayo".

Personalmente, he disfrutado recordando las ideas de los grandes maestros argentinos de mediados del siglo XX, hoy apenas conocidos en España: Guillermo Furlong, Ricardo Levene, Otto Stoetzer o Ricardo Zorraquín. Sin embargo, no comparto plenamente la conclusión de la autora, quizás supeditada a la opinión de otros importantes autores como Roberto Di Stefano o José Carlos Chiaramonte. Es cierto que la Argentina ha vivido una historia demasiado politizada durante gran parte del siglo XX, con gobiernos de discutible calidad democrática (cuando no claramente autoritarios); pero no acierto a comprender la relegación simplificadora de esos primeros maestros con una apelación al "imaginario colectivo de una nación católica en sus orígenes, netamente en consonancia con la tradición hispana". Pienso que conocer el pensamiento escolástico del Siglo de Oro no es un ingenuo y trasnochado empeño en "reivindicar la postura de la Iglesia" o en "devolver al clero y a la Iglesia católica en general el lugar de privilegio perdido durante la centuria anterior", como parecen concluir estos autores más actuales. Cabe perfectamente, como creo que se hace desde este Instituto, un acercamiento a la Escuela de Salamanca sin prejuicios ideológicos o religiosos: valorando simplemente el contenido de su pensamiento, y destacando la modernidad de algunas de sus conclusiones.

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