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Predicción económica: Empresario versus Científico económico

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Conviene hacer una distinción entre la predicción que realiza el empresario y la que realiza el científico económico.

La predicción científica (cuantitativa) no es posible en el campo de la ciencia económica. La predicción en economía es de naturaleza distinta que la de las ciencias naturales. En Economía sólo es posible realizar predicciones cualitativas. Nunca las predicciones serán de carácter cuantitativo, es decir, predicciones concretas sobre hechos futuros.

Sin embargo, el empresario (y el ser humano en general) necesita trazar sus diferentes planes de acción continuamente. Necesita, por tanto, predecir la evolución de los acontecimientos. Para ello, además del conocimiento praxeológico, necesita la comprensión timológica. La compresión timológica es aquel conocimiento experimental sobre los fines y el contenido de los juicios de valor que han determinado y motivado las acciones y respuestas de los individuos en el pasado. Este análisis, por ejemplo, es primordial para el estudio de la historia. Nos informa de las valoraciones y preferencias que han provocado que un individuo (o grupo) actúe de una determinada manera para alcanzar ciertos fines. Esta compresión permite al historiador introducirse en el interior del individuo como método de conocimiento de sus valoraciones concretas. Esto es impredecible mediante la Praxeología y las demás ciencias. Además de por el historiador, el método timológico de comprensión (Verstehen) debe ser utilizado por el empresario, ya que como dijo brillantemente Mises: el empresario es aquél que mira al futuro con ojos de historiador.

Pese a que todo ser humano siempre se enfrenta a una incertidumbre inerradicable, el empresario puede realizar unas predicciones "más acertadas" que el científico económico. El conocimiento relevante para ejercer la función empresarial es de tipo práctico, no científico (según la distinción de Oakeshott). Es todo aquél que el actor va adquiriendo a través de la práctica, es decir, de la propia acción humana ejercida en sus correspondientes contextos. Se trata, como dice Hayek, del conocimiento relevante en torno a todo tipo de circunstancias particulares en cuanto a sus coordenadas subjetivas en el tiempo y en el espacio. En suma, estamos hablando de un conocimiento sobre valoraciones humanas concretas, es decir, tanto de los fines que pretende el actor, como de su conocimiento en torno a los fines que él cree que pretenden o persiguen otros actores. El empresario conoce las circunstancias concretas de la situación en la que se encuentra. Posee una mejor comprensión timológica debida a su experiencia, y por eso puede tener más éxito en las predicciones concretas que el científico económico.

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