Skip to content

Los empresarios no quieren crear empleo

Compartir

Compartir en facebook
Compartir en linkedin
Compartir en twitter
Compartir en pinterest
Compartir en email

Vamos a imaginar a un minero que consigue los derechos de explotación de una mina de oro. En el primer año de duro trabajo extrae 10 pepitas de oro y, como sólo necesita 4 para los gastos de la concesión, tiene unos beneficios de 6 pepitas. Animado por su éxito decide alquilar maquinaria para aumentar su extracción del preciado metal.

En principio sus planes son sólidos; la maquinaria le ayuda a extraer 24 pepitas al año siguiente, y el coste de su alquiler le cuesta solo 12 pepitas, que, junto a las 4 de gastos fijos que ya tenía, hace que sus beneficios anuales suban hasta las 8 pepitas anuales. El siguiente año repite resultados y se felicita a sí mismo por su inteligencia al alquilar la maquinaria.

Pero un año más tarde las cosas empiezan a torcerse y en vez de las 24 pepitas habituales, sólo extrae 22, por lo que sus beneficios vuelven a bajar hasta las 6 pepitas por año.

Esto no desanima a nuestro minero y decide seguir con la maquinaria, con la esperanza de que los éxitos pasados se repitan. Por desgracia ese año fue peor que el anterior y los beneficios se quedaron en unas exiguas 2 pepitas. Alarmado ante tal pobre resultado, y temiendo que la cosa se pudiera poner peor, intentó prescindir de la maquinaria. Pero al leer la letra pequeña del contrato de alquiler se percató de que existía una penalización por devolver la maquinaria en caso de que no se agotara la vida útil de la misma, que eran 10 años, de una pepita por cada año alquilado.

La lógica dictaba al minero devolver la maquinaria y asumir el fracaso de su idea, pero el ego venció y decidió probar suerte un año más. Ese año fue el peor de todos y solo consiguió extraer 14 pepitas, con lo que no cubría ni los gastos y, por primera vez, no sólo no ganó una sola pepita, sino que perdió 2.

Ante la evidencia clara de que la mina no le iba a dar una producción de pepitas que justificara seguir con la maquinaria, decidió devolverla y pagar la penalización de 5 pepitas, una por cada año de alquiler. Con lo que las pérdidas de ese año de explotación aumentaron hasta las 7 pepitas y el resultado global de los 5 años de maquinaría alquilada fue de 17 pepitas de beneficio, contra las 30 pepitas que podría haber ganado si hubiera seguido como el primer año, o al menos 23 si el ritmo de producción hubiera bajado de forma similar a como lo hizo usando la maquinaria.

¿Y a qué viene este ejemplo? Pues viene a que el otro día vi en twitter una referencia a este vídeo de Nick Hanauer declarando, como si fuera un secreto, que los empresarios no quieren contratar a la gente a no ser que no les quede más remedio.

Si sustituimos a la maquinaria de nuestro minero por un empleado, el ejemplo sigue siendo el mismo, y la pérdida de ganancias también. Pero por desgracia mucha gente dejaría de entender el disgusto del minero y empezaría a acusarlo de insolidario o explotador, ya que el sueldo del empleado (alquiler de la maquinaria) dejaría de salir del bolsillo del empresario (minero) y pasaría a ser fruto de los recursos naturales de la madre naturaleza.

Que es más o menos lo que dice Nick Hanauer cuando declara que el empleo lo crea el consumo de la clase media, y no el empresario que atiende ese consumo contratando gente. Y de ahí saca la peregrina idea de que hay que subir los impuestos a los ricos y bajarlo a la clase media.

La verdad es que el empleo no lo crea ni el empresario ni el consumidor. Lo crea el inversor al creer que un trabajo va a producir tanta riqueza como la que él invierte en que se haga, más un margen que compense la operación. Y el inversor puede ser un multimillonario o padre de familia con unos ahorros, por lo que lo lógico es que se le bajen los impuestos a ambos, y no solo a uno de ellos.

En todo caso, y volviendo a nuestro minero, para lo que sí puede servir el vídeo de señor Hanauer es para dejar claro a quienes no lo tengan aún que crear puestos de trabajo no es el objetivo de nadie que no sea un demagogo o un estafador. El objetivo es siempre ganar dinero, y éste sólo se gana de forma sostenible en el tiempo generando riqueza y reinvirtiendo la mayor parte de ésta antes de que se agote la mina actual. Por lo tanto, por mucho que se bajen las penalizaciones por devolver la maquinaria, o se pidan prestadas pepitas de oro para enterrarlas, el único método efectivo de que vuelva a crearse empleo es que se deje de consumir, vía impuestos y vía deuda, la riqueza generada y se empiece a dejar a la gente, ricos y no ricos, invertir su dinero donde ellos decidan.

O sea, justo lo contrario de lo que está haciendo Montoro y compañía.

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más artículos

Carta a Pedro Sánchez

Se ha dirigido usted a la ciudadanía mediante una carta bastante inusual. Como ciudadano le contesto con unos comentarios y preguntas, aunque no espero que tome usted un poco de su tiempo para leer estas líneas, y mucho menos contestarlas.